Es seguro que la función ejecutiva nace en las primeras civilizaciones con los procesos de diferenciación del trabajo. La distinción más significativa ocurre entre trabajadores manuales y los encargados de vigilarlos. Posteriormente surgió la necesidad de establecer la logística, organizar turnos o planificar metas de rendimiento.

El origen del término, rastreado desde el latín medieval, refiere a quien conduce, realiza y concluye una actividad. En la actualidad define al personal preparado para cumplir funciones de dirección, administración, organización, fortalecimiento institucional o formulación de las políticas para lograr fines de una agrupación. En una empresa es a ellos a quienes les corresponde el análisis y ejecución de decisiones importantes como optimizacion de recursos humanos o tecnológicos, introducción de innovaciones, mejoras en la calidad del producto, buenos resultados financieros y de mercado.

Los ejecutivos aparecen en Carabobo entre finales de los cincuenta y mediados de los sesenta como hijos de la industrialización. Ellos pasan a constituirse en agentes de modernización y progreso regional, una élite de personas exitosas e influyentes que desplaza a las figuras rurales o pueblerinas de poder y va sustituyendo, en la dirección de las empresas, a sus dueños.En la Valencia de los sesenta el ejecutivo ude una gran empresa podía obtener un crédito sin demasiado papeleo.

La imagen del ejecutivo está sustentada en el conocimiento, no en la propiedad. Sin embargo en Carabobo, durante las fases iniciales de la industrialización tienen todavía enorme presencia gerentes que son propietarios de sus empresas.

Son los legendarios capitanes de industria como Ernesto Luis Branger, Ricardo Dewitz, Carlos Sterling, Pérez Aikman, los hermanos Joly, Angel Cervini, Oscar Romer, Eladio Alemán Sucre, Julián Karam y muchos otros personajes del Carabobo de antes.

Algunos de los nuevos gerentes vienen de los países de origen de las empresas que vienen a instalar. Desde Caracas llega también personal directivo, hasta que la Universidad de Carabobo comienza a suplir la demanda de gerentes. En 1963 egresa la primera promoción de Ingenieros industriales con 13 graduados, en 1965 la de economistas con 19 egresados y en 1967 la de Relacionistas Industriales.

Esta capa de profesionales que asume la construcción del valioso tejido gerencial de Carabobo comparte un estilo de vida urbano, se mueve en sus propios círculos sociales y tiene unos intereses específicos que requieren lugares en el mundo externo a la empresa.

Nace así el Club Internacional de Guataparo para los gerentes extranjeros y los procedentes de Caracas, que tenían la bola negra del Country Club optaron por crear el Club Hípico que no le hace honor a su nombre. Así mismo surgieron Colegios bilingües promovidos por grandes empresas como el Colegio Internacional y la oferta de pensum de Bachillerato internacional.

Estos gerentes de distintas profesiones, requerían un espacio de encuentro relacionado con la actualización y evolución de las estrategias gerenciales. No un Colegio de profesionales ni un Club recreativo, sino un lugar de intercambio de ideas y experiencias sobre su trabajo.

Se formó así una institución hecha en Carabobo, agrupada en turno al talento, muy conocida y poco entendida: la Asociación de Ejecutivos. Su inventor fue Carlos Valencia, Gerente de Insanova, una fábrica de línea blanca. Nace entonces, en 1966, la A.E.E.C. en un local que le presta la Cámara de Comercio y que luego se establece en el Edificio El Juncal propiedad de Salvador Feo La Cruz.

La primera Junta Directiva estuvo integrada por Carlos Valencia, Luis Nuñez Pérez, Francisco Viera y Edgar Ovalles.

En 1981 se inaugura la sede actual en las Cuatro Avenidas, lo que constituye uno de sus mejores logros porque es un edificio-arte, icono de Valencia. En su fachada una doble franja de color amarillo parte de la ambientación cromática obra de Cruz Diez, recibe al visitante. A los lados cuatro cuatro columnas de 12 metros de alto, cubiertas de láminas de fibrocemento unidas por correas metálicas inician un espectáculo de colores en movimiento. Además de su Degradación del amarillo, en el techo del salón central hay un extenso plafón con láminas rojas, blancas, negras y verdes. El arquitecto que diseñó la obra fue Carlos Yánez y los arquitectos Stoddart y Tabora realizaron el paisajismo.

Entre los presidentes de la Asociación que dedicaron esfuerzos a mejorar la calidad de la gerencia y a fortalecer la cultura ciudadana hay que mencionar a Ricardo Barreto, Jacobo Salas Romer, Alejandro Feo La Cruz, Victor Bolivar, Leoncio Landaez, Manuel Díaz, Arquímides Román y una excelente gerente, reelecta en la presidencia, Nicoletta Di Franco.

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