Poco más de su salario de un día y medio. Eso gastó María Fernanda Peñalosa en un paquete de cinco velas. Y antes de la próxima quincena tuvo que hacer la misma inversión. La frecuencia de los cortes eléctricos y la cuestionable calidad del producto le hizo pagar más de lo previsto y al cerrar el mes 16,25% del sueldo mínimo que recibe por nómina lo destinó a esa compra obligada.
Mil 881 bolívares fue el montó que incluyó en la lista que con esfuerzo debe cubrir su limitado presupuesto. 627 bolívares cuesta cada paquete. Pero el precio no es todo el problema. “Solo dos horas dura una vela. Son muy delgadas”.
En casa de María Fernanda, al menos cuatro veces a la semana el servicio eléctrico es interrumpido en bloques de tres a 12 horas. Lo que quiere decir que necesita en el mejor de los casos 32 velas al mes, y 192 unidades en la realidad más extrema si los cortes son en horas nocturnas.
Con el dinero que debe destinar para la compra de este producto usualmente adquiere una lechosa mediada, la mitad de una patilla y una mano de cambur. Ella sigue sacando cuentas. “Tengo que definir qué sacrificar, pero algo debo dejar de comprar para poder tener algo de luz”.
La linterna es otra opción. Pero en casa de Sujei Calzadilla la descartaron. En baterías gastan dos mil 400 bolívares al mes. Eso cuesta cada paquete de dos pilas “doble A”. “Nosotros preferimos simplemente alumbrarnos con lo que nos permita la luz de los celulares hasta que se queden sin batería. No podemos asumir ese gasto adicional ni el de las velas”.
