La aplicación del plan de tregua ruso-estadounidense en
Siria, anunciado el viernes, no será fácil dada la profunda desconfianza entre
el régimen y los rebeldes, la alianza de éstos con yihadistas considerados
«terroristas» y la multiplicidad de actores en el conflicto.

Años de desconfianza

Desde hace cinco años, varios acuerdos de tregua fueron
anunciados, y violados poco después.
El régimen y los rebeldes se han acusado
mutuamente de no respetarlos.

El 27 de febrero, se produjo un primer acuerdo de tregua
ruso-estadounidense que dejó de ser respetado al cabo de algunas semanas
,
especialmente en Alepo (norte), principal frente del conflicto.

La oposición, que exige desde hace cinco años la salida del
presidente Bashar Al Asad, expresó sus dudas sobre la voluntad del régimen de
respetar el nuevo acuerdo que prevé un alto el fuego.

 «(…) No podemos contar con el régimen»
dijo Bassma Kodmani, miembro de la oposición a Asad.

Para esta oposición, únicamente Rusia, aliada del gobierno
sirio, puede obligar a éste a respetar el acuerdo.

El régimen, que considera a todos los grupos rebeldes como
«terroristas», no ha reaccionado oficialmente al acuerdo. Pero en
Ginebra el ministro ruso de Exteriores, Sergueï Lavrov, afirmó el viernes que
el gobierno sirio había sido informado de las cláusulas del acuerdo y que iba a
«respetarlas».

Pero según Charles Lister, investigador en el Middle East
Institute, la rebelión tiene «muy pocas esperanzas en un cese de
hostilidades a largo plazo».

Alianza rebeldes-yihadistas 

Según la segunda parte del acuerdo, rusos y norteamericanos
podrían llevar a cabo bombardeos conjuntos contra los yihadistas.
Para ello,
Washington debe convencer a los grupos rebeldes que son aliados de las
formaciones yihadistas que se separen de éstas.

El principal aliado yihadista de los rebeldes es el Frente
Fateh al Sham, ex-Frente al Nosra, que renunció a su afiliación con Al Qaida,
pero sigue siendo considerado como un grupo «terrorista» por Moscú y
Washington.

Kodmani considera que ante una ofensiva del régimen «las fuerzas rebeldes están obligadas a aliarse con los grupos radicales» pero que en caso de alto el fuego, estos grupos se hallarían «marginados».

No obstante según los analistas, será muy difícil para los
rebeldes distanciarse de sus compañeros de armas de Fateh al Sham, un grupo bien
organizado y armado que sigue siendo un pilar militar en cualquier batalla
contra las tropas del régimen.

Para los insurgentes, alejarse de Fateh al Sham
«significaría de hecho que van a ceder terreno ante el régimen» y por
ello «será muy difícil hacerles cambiar de opinión», destaca Lister.

Múltiples actores

Aunque los dos principales actores internacionales del
conflicto han acordado este plan nada indica que los ‘padrinos’ regionales del
régimen y de la rebelión estén de acuerdo con él.

Turquía, que apoya a la oposición pero se ha acercado
recientemente a Rusia, se felicitó por el anuncio ruso-estadounidense. Pero
¿qué ocurrirá con Arabia Saudí, que apoya a los rebeldes, o con Irán, aliado
del presidente Asad?

«Teherán (…) podría entorpecer el acuerdo» opina
Lister. 

Y en lo que respecta al reino saudí, éste no deja de
insistir en que cualquier acuerdo pasa por la salida del poder de Asad, cuyo
destino futuro es la principal dificultad en todas las negociaciones sobre el
conflicto sirio.




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