Una cueva de Israel, que en el pasado fue utilizada como aljibe, es el lugar donde se ha realizado un interesante hallazgo arqueológico. Se trata de la inscripción de una cruz con una antigüedad aproximada de unos 2 mil años, lo que la convierte en candidata a ser la más antigua del mundo.

El descubrimiento sugiere que ese lugar fue usado por los primeros cristianos para reunirse a escondidas. Aunque lo sorprendente es que en la misma cueva apareció otro grabado, en este caso el dibujo de un menorá, el típico candelabro hebrero. Aunque en este caso el dibujado tiene siete brazos, en lugar de los seis tradicionales.

Los arqueólogos consideran que ambos grabados fueron hechos por personas diferentes y que pueden estar separados por un período de unos cien años.

Se encontró además un tercer dibujo que representaba una llave, pero los investigadores aún desconocen cual puede ser su significado y si tiene relación con alguno de los otros dos.




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