Mucha gente se ve obligada a caminar largos trechos para llegar a su destino. (Foto Angel Chacón)

Como todos los lunes este inicio de semana el servicio de transporte público en Valencia, estuvo caótico al punto que muchas personas al no conseguir unidades para dirigirse a sus sitios de trabajo, optaron por regresar a sus hogares.

Cientos de ciudadanos salieron de sus casas a tempranas horas de la mañana, pero tuvieron que esperar un buen tiempo en las paradas para poder tomar alguna unidad de transporte. Quienes decidieron acudir a sus puestos de trabajo, de seguro llegaron tarde.

El metro de Valencia se ha convertido en la alternativa de transporte para quienes tienen que ir del sur al norte de Valencia. Este sistema subterráneo de transporte masivo registra un alto crecimiento en sus cifras de usuarios, desde hace un buen tiempo, debido a la escasez de unidades.

Parte del panorama diario en la avenida Bolívar norte. ( Foto Angel Chacón).

Por eso en las primeras horas de la mañana en la estación Monumental, las colas son inmensamente largas, al punto que hay que esperar por lo menos una hora para ingresar al sótano donde los trenes recogen a los pasajeros.

En los alrededores de la estación se hacen dos colas, una para las personas de la tercera edad, minusválidos y mujeres embarazadas, y otra para el resto de los usuarios. Los lunes es tan alta la demanda de transporte, que las dos colas dan a la superficie externa.

Luego de tomar el tren los pasajeros se bajan en las estaciones que les quede más cerca a su destino. En el caso de quienes prefieran quedarse en la Cedeño, para de allí subir a Naguanagua, tienen que hacer otra cola para tomar las camioneticas o autobuses.

La espera en las paradas y en las colas para todas las unidades implica un promedio de tres horas para que un usuario llegue a su destino, en el caso que no tenga que caminar otro trecho.

Lisbeth Salomón vive en el barrio La Bocaina de la parroquia Miguel Peña y trabaja en una escuela de la urbanización El Parral. Según señaló, después de tomar el metro en la Monumental, se queda en la estación Francisco de Miranda y de allí camina hasta el colegio.

La mujer de la tercera edad, confesó que cada día se le hace más difícil cumplir con sus obligaciones laborales, por el largo trecho que tiene que caminar. Por lo pronto celebra que ya se acercan las vacaciones y podrá descansar un poco.

Julio Hidalgo, es otro ciudadano que camina mucho para llegar a su trabajo. Vive en Los Guayos de donde sale a las cinco de la mañana para esperar en la parada un autobús que lo deje en La Isabelica y de allí toma otro para el metro.

Se queda en la estación Francisco de Miranda, desde donde camina hasta la urbanización Guaparo donde labora. Sabe que puede tomar una camionetica en la avenida Bolívar, pero el dinero no le alcanza para pagar un pasaje más adicional todos los días. Por eso prefiere caminar.

“Ya yo estoy acostumbrado, el problema es que se me desgastan los zapatos y están muy caros”.




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