9 de diciembre de 1824, Ayacucho Cumbre de la gloria americana

El 9 de diciembre de 1824, antes de enfrentarse al ejército del virrey José de la Serna Hinojosa, el joven general Antonio José de Sucre,de 29 años arengando a su ejército, les diría al concluir: “Soldados de los esfuerzos de hoy, pende la suerte de América, otro día de gloria va a coronar vuestra Constancia”.

Historia y Tradición

El 9 de diciembre de 1824, antes de enfrentarse al ejército del virrey José de la Serna Hinojosa, el joven general Antonio José de Sucre, de 29 años arengando a su ejército, les diría al concluir: “Soldados de los esfuerzos de hoy, pende la suerte de América, otro día de gloria va a coronar vuestra Constancia”. El Ejercito Unido de Sucre contaba 5.780 soldados y el de La Serna 9.310. El dispositivo organizado por los planes de Canterac preveía que la división de vanguardia de Valdés rodease a la agrupación enemiga, cruzando el río Pampas, para fijar en el terreno a las unidades de la izquierda de Sucre. Mientras, el resto del ejército realista descendía frontalmente desde el cerro Condorcunca, abandonando sus posiciones defensivas y cargando contra el grueso del enemigo al que esperaba encontrar desorganizado, quedarían en reserva los batallones Gerona y Fernando VII dispuestos en segunda línea para ser enviados a donde fueran requeridos.

La división de Córdova, avanzaba en compacta formacion de línea, y que con un fuego eficaz también empuja atrás a los dispersos tiradores de la división realista acabados de descender en formaciones de Guerrilla. La división de Córdova, apoyada por la caballería de Miller, acometió directamente a la masa desorganizada de las tropas realistas, Cordoba pronunció su famosa frase "División, armas a discreción, de frente, paso de vencedores".
Los realistas sobrevivientes fueron obligados a volver grupas y retirarse del campo de batalla. A la una de la tarde el virrey había sido herido y hecho prisionero junto a gran número de sus oficiales. Las bajas informadas por Sucre fueron de 370 muertos y 609, heridos mientras que las realistas fueron estimadas en 1.800 muertos y 700 heridos,

La capitulación de Ayacucho

En un combate que duró tres horas, Sucre obtiene el resonante triunfo ante un ejército derrotado más no humillado, ofreciéndole la capitulación más honrosa de todas las habidas en la historia universal. En el mismo campo sobre una roca de su puño y letra le escribe al Libertador.

”Está concluida la guerra, completada la libertad del Perú, me he tomado la libertad de realizar ascensos y recompensas para los oficiales que se destacaron en la magna batalla…por premio para mi, pido a usted me conserve su amistad”…la verdad es que no se podía esperar menos nobleza y lealtad de este valeroso paladín

El 27 de diciembre el Libertador emite en Lima un decreto donde exalta la grandeza de Sucre y en reconocimiento lo designa Gran Mariscal con el sobrenombre de “General Libertador del Perú”. El 12 de febrero de 1825 el Congreso Constituyente del Perú dictó un Decreto reconociéndolo con el dictado de “Gran Mariscal de Ayacucho”.

El Congreso de Colombia lo asciende el 14 de febrero de 1825 a “general en jefe”. La Municipalidad de Lima le entrega una espada de oro guarnecida con mil ciento setenta y ocho diamantes.

La población de Cochabamba le regaló una pluma de oro guarnecida con perlas, la cual regaló a la municipalidad de Cumaná, para que sus paisanos escriban las hojas brillantes que caben a Cumaná en la historia de la revolución emancipadora y los sacrificios heroicos de este generoso pueblo en la guerra de independencia”.

A la única persona a quien Bolívar le escribe una biografía es a este joven; al informárselo en febrero de 1825 expone: “Usted créame general, nadie ama la gloria tanto como yo, jamás un jefe ha tributado mas honor a un subalterno. Ahora mismo se está imprimiendo una relación de la vida de Usted hecha por mí. Cumpliendo con mi conciencia, le doy a Usted cuanto merece; esto lo digo para que vea que soy justo; desapruebo mucho lo que no me parece bien, al mismo tiempo que admiro lo que es sublime”.

En relación a la batalla de Ayacucho y al héroe escribió:

El general Sucre es el Padre de Ayacucho, es el redentor de los hijos del sol, es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los incas. La posteridad representará a Sucre con un pie en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco Capac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada”.

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9 de diciembre de 1824, Ayacucho Cumbre de la gloria americana

Eumenes Fuguet
Eumenes Fuguet, autor de la columna. (foto archivo).

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