“No es una vergüenza vencer el escepticismo y seguir con esperanza activa, ni cosa de niños que creen en San Nicolás o en los regalos del Niño Jesús con tarjeta en los centros comerciales. El futuro de Venezuela está presente y en esta Navidad y Año Nuevo lo vivimos, no como ilusión de escape, sino como fuego interior que ninguna manipulación ni amenaza puede apagar…” Luis Ugalde

El tiempo sigue su paso apresurado, indetenible, dejando atrás, vertiginosamente, año tras año en un movimiento incesante de ciclos, unos peores y otros mejores, pero, que de una manera u otra, nos aproximan pausadamente a la meta final. Y henos de nuevo envueltos en esa melancólica y nostálgica época que representa la Navidad. Unos días que, estemos donde estemos, nos reconfortan con la celebración del nacimiento de Jesús de Nazaret; sin embargo, para la gran mayoría de los venezolanos la Navidad será una oportunidad para advertir la pobreza o la angustia en que se vive, puesto es en el momento de la celebración de unos, cuando otros toman conciencia de la nada a la que han sido arrojados por obra y desgracia de este perverso régimen que ha trastocado el destino de toda una nación. Se nos fueron muchas vidas sin causa alguna que pueda minimizar la pérdida, la sociedad entera se volvió claramente más violenta.

Con esta melancólica época se presenta también el momento de los balances, que este año presentan fuertes contrastes; un tiempo que muchos preferirían olvidar para siempre: los miles de ciudadanos afectados por la hambruna y la miseria, otros por la violencia, los secuestros y la devastadora fuerza del hampa, que tomó por asalto los cuatro costados del país, y prácticamente toda la angustiada ciudadanía, al total desamparo por no lograr una asistencia en salud acorde con los ingresos de un país petrolero.

Por los momentos, a disfrutar en familia estos días de reencuentro y sobria meditación, a disfrutar, apreciados amigos, de esta agradable época del año como lo es la Navidad, que es la alegría que vuelve al corazón de las personas, y la generosidad de compartirla con otros; que es el misterio y la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza de seguir adelante. Siempre podemos escoger entre vivir el país que hoy tenemos o cambiarlo en el que deseamos, la decisión al final es de cada quien, según decida ejecutar a conciencia y en libre albedrío. Que brille una luz de esperanza para que esta penosa situación la empecemos a remediar, pues no podemos seguir viviendo en un país a la deriva, colapsado y enfermo de anomia, de olvido y de profunda tristeza.

Así, pues que – a pesar de los pesares– Feliz Navidad a todos cuantos se encuentren sin “el ratón” de la culpa, Feliz Navidad para quienes siembran esperanzas en el camino de la reconstrucción de nuestro país. Feliz Navidad para todos los que dejan en el pasado la indiferencia, la apatía y el miedo, exceso de equipaje para el arduo camino que muy pronto hay que retomar. Feliz Navidad a cuantos se han sacrificado y postergado sus necesidades por la de sus hijos, pues de esta manera les han enseñado a sacrificarse y postergar las suyas, y ya en eso, va la recompensa. Feliz Navidad a quienes no dedican su vida a odiar y temer, y respetan la diversidad del pensamiento… FELIZ NAVIDAD!




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