Se atribuye a Dante Alighieri el gran poeta italiano, escribir la Divina Comedia, una de las obras fundamentales de la literatura universal, en la transición del pensamiento medieval al renacentista. Alighieri pudo haberse expresado, en su tiempo, con gran claridad sobre las profundidades psicológicas del ser humano adolorido y maltratado. Dante Alighieri, como si lo sintiese en sí mismo, en una de sus grandes obras dijo: “Quien sabe de dolor (y enfermedad), todo lo sabe”.

Con frecuencia, damos asistencia valiosa a mucha gente, sin que tomemos consciencia de que la persona que más la necesita de nosotros, somos nosotros mismos. Mucha enseñanza aprendida en la experiencia diaria está a la mano para su inmediata y efectiva aplicación sobre la enfermedad emocional, que avanza causando destrozos. Hoy podemos afirmar, sin equivocarnos, que la enfermedad emocional (psíquica) se ha convertido en una plaga contagiosa, ya, estos momentos de todas las sociedades humanas, en todos los niveles económicos, de edad y sociales.

Busquemos entonces qué hacemos, cuales decisiones eficientes tomamos, para combatir el malestar de la gente noble, positiva, y socialmente constructiva; la gente afectada en sus emociones y sentimientos, y que por lo tanto, por sus afecciones, esta disminuida y no pueden colaborar con sus congéneres.

Una valiosa y práctica comunicación: Escuchar atentos, a quienes sufren indefensos, debe ser la actitud predominante, tanto en la amistad del día a día, como con la gente de la calle, con los de la comunidad y los grupos. Enseñar a escuchar y a intervenir en funciones terapéuticas básicas de ayuda a los afectados, aun cuando sea poca, pero valiosa, nuestra simple presencia estimulante, humana, sobre los sufrientes.

Algo tan aparentemente sencillo, como escuchar al sufrido, tiene una repercusión invaluable desde el punto de vista terapéutico, aun sin que seamos profesionales de la medicina y la psiquiatría o psicología. ¡Escuchar es una medicina poderosa, más cuando se le practica ajustada a ciertos criterios de eficiencia! Lo más importante para poder escuchar es aprender a estar en silencio: Mientras más profundo sea el silencio, más puede hacerse útil el contacto con la “voz orientadora” de nuestra consciencia, y la escucha silenciosas de la consciencia de quien nos escuche. Es lamentable que descuidemos a diario el valor extraordinario de esta medicina: La escucha en silencio. Nos descuidamos al actuar en forma acelerada, y de hecho, transmitir nuestras angustias a aquellos que pudiesen verse favorecidos por la calma y el silencio terapéutico de la escucha tranquila. ¡Cuidado, porque avanzamos demasiado rápido hacia los contagios con la enfermedad de nuestras emociones; cada vez más sin saber cómo, ni cuándo, parar! Uno de los más sabios consejos enunciados dentro del habla popular es aquel que dice que: “de la carrera, sólo queda el cansancio”. Y otro consejo tan valioso y sencillo como el anterior, es el que combate la vieja creencia de que parar, y detenernos por un tiempo, es una pérdida de tiempo.

Algo más encontramos, también, es una famosa frase de Buda, con la que señaló que: ¡“para enseñar a los demás, primero has de hacer algo muy duro (difícil), que consiste en enderezarte a ti mismo”! El sufrimiento es el medio de comunicación mediante el cual existimos en algunos momentos de la vida, porque es el único gracias al cual tenemos conciencia de que existimos.




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