Yo creo que una de las cosas más difíciles por hacer, a nivel personal y a nivel político, es reconocer haberse equivocado. Y así, frente a los problemas que hay,  a las dificultades imprevistas y a los tropiezos que puedan presentarse, en vez de tener la nobleza de buscar los errores cometidos y ver, a través de una sincera introspección donde nos hemos equivocado, buscamos, de una forma irresponsable e infantil, a quien echarle la culpa. Cuanta bajeza!

Por ejemplo, frente al desastre económico, político y social que está viviendo esta pobre Venezuela castro-chavista, donde esa gentuza que desde hace más de 20 años está mandando, ha despilfarrado y mal administrado miles y miles de millones de dólares, en esta Venezuela sin plata pero con una inflación macroscópica que hace inútil cualquier intento de ahorro, base y fundamento de toda economía, en esta Venezuela sin medicinas, sin repuestos para carros, sin artículos de primera necesidad, sin la mínima seguridad personal, en esta Venezuela donde mueren de muerte violentamás de cincuenta mil personas todos los años, en esta Venezuela desastrada y totalmente corrompida y a todos los niveles, las personas responsables de esta tragedia  –  porque de auténtica tragedia se trata  –  en vez de tener la honestidad de ver donde se han equivocado y tomar las medidas pertinentes, tienen la arrogancia de buscar a quien echarle la culpa. Y así, con un descaro y una desverguenza sin límites tienen el atrevimiento de denunciar una imaginaria e hipotética guerra económica, una supuesta especulación de precios, un inexistente acaparamiento de bienes por parte de la oposición, llegando al extremo de amenazar convertir de pacífica a violenta esta supuesta e imaginaria revolución filo castrista.

Sinceramente yo creo que se han pasado sub estimando la capacidad intelectiva de este pueblo, de este pobre pueblo seducido con falsas promesas y vulgarmente sobornado con limosnas ficticias. Las pruebas irrefutables demuestran que esa falsa “guerra económica” que ellos están denunciando –   en realidad no se trata de una “guerra económica” sino de una verdadera economía de guerra con todos los problemas que eso conlleva   –    ha llegado a su fin y el bravo pueblo ha finalmente tomado conciencia de eso.

Desde Italia  –  Paolo Montanari Tigri

 




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