El pasado 23 de abril celebramos el Día del Libro, esa creación maravillosa que nos hace viajar, soñar, sumergirnos en otros mundos posibles que terminan enseñándonos desde palabras, realidades, personajes y alimentando el espíritu.   Es que los libros alegran la vida, nos convierten en mejores hombres y mujeres, abren horizontes y permiten alcanzar una exquisitez reflexiva que termina diferenciando a quien lee, de una enorme masa por lo general acrítica, pues quien no practica la lectura, no alcanza la humanidad plenamente.

A estas personas las llamo seres con “media alma”. Les falta algo y creo no desarrollan completamente la capacidad de pensar y sentir. Son como esas ciudades sin árboles llenas de concreto, cuyos gobernantes no dedican esfuerzos en garantizar espacios públicos dignos para sus habitantes. Sembrar árboles y abrir bibliotecas no dan votos. Además, recordemos que quien lee, vota inteligentemente.

Más allá de estas precisiones, preocupa la existencia de personas queafirman que leer es aburrido, que es una perdida de tiempo y otra serie de barbaridades. Las horas que pudieran emplear en leer, las usan revisando Instagram o TikTok. En eso se les va la vida a muchos, lo que evidencia la banalización que reina en los tiempos actuales. Da algo de miedo que gentecon “media alma” siga ganando terreno, se convierta en influencers y modelos a seguir por los más jóvenes. El verdadero apocalipsis.

Por suerte no todo está perdido. Hace días me sorprendí gratamente al conocer a un joven que analizó el contexto citando a Durkheim y Max Weber, puntualizando las diferencias entre ambos autores de la sociología. Otra chica que fue mi estudiante hace algún tiempo, me consultó sobre la novela 1984, de George Orwell, debido a las similitudes entre la sociedad figurada por el autor y la realidad que vivimos en la actualidad. Ambos casos me llenaron de alegría y reafirmaron mi compromiso en fomentar la lectura en unos tiempos bastante convulsos, en los que mucha gente memoriza canciones de Maluma, pero desconoce a Shakespeare y Cervantes, cuyos fallecimientos en abril de 1616, nos llevan a celebrar durante este mes el Día del libro.

Sigamos leyendo, obsequiemos libros, participemos de círculos de lectura, debatamos obras de la literatura universal. También leamos a nuevos autores de ficción y no ficción. Cada texto leído fortalece nuestra mirada, la capacidad interpretativa, la creatividad y la imaginación. En este sentido, no dejemos de leer y establezcamos metas anuales. Seis libros por año es buen número para seguir descubriendo y elevando el alma a otros niveles.

Ya lo decía en gran Jorge Luis Borges “de los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”.




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