José María Rivolta Chávez nació en Valencia, el 7 de febrero de 1923, por lo que ayer,
hubiera cumplido cien años, si aun estuviera con nosotros. Quizás haya quien se
pregunte quién era.

El padre Rivolta, entre muchas cosas, fue el fundador de Hogares CREA de Venezuela, institución que cumplió en enero, cuarenta años de una muy fructífera existencia.

El padre Rivolta o el viejo, como lo llamábamos muchos, nació y creció en La Pastora
de Valencia y estudió en el Colegio “Páez”, donde daban clase algunos sacerdotes del
colegio “Don Bosco”.

Una vez me contó que su madre lo había enseñado a amar a la Virgen del Socorro,
pero que él, con todo el amor que le tenía, le disgustaba verla siempre triste y de negro
y entonces, en su colegio le enseñaron a la misma María, pero vestida de colores,
alegre y con el Niño Jesús en sus manos y más nunca se separó de María Auxiliadora.

También contaba que en su colegio un maestro, el Padre Isaías Ojeda, vio algo en él,
en ese niño tremendo, que quizás no vieron otros maestros. Algo llamado vocación.
Porque cuando le propuso al joven José María Rivolta, visitar un colegio seminario con
la premisa de que “si no te gusta te puedes devolver”, no se devolvió.

Durante su paso por el seminario siguió siendo el joven tremendo que creció en las
calles de su Pastora valenciana y fue reprendido en muchas ocasiones. Tanto así que,
en una oportunidad, fue enviado como misionero al Alto Orinoco, como castigo a sus
conocidas travesuras. Allí vivió por seis años, aprendió diferentes dialectos, recorrió
casi todo el territorio y entendió lo mucho que vale el Mar Verde, que es como los
habitantes de aquella región bautizaron a la selva venezolana.

Pero no todo eran travesuras. Recibió el título de Maestro de Educación Primaria y le
fue tan bien en el Alto Orinoco que, en poco tiempo, con tan solo 17 años, lo
nombraron director de la escuela primaria donde laboraba.

Posteriormente en Caracas, obtuvo el título de Perito Agropecuario, luego en Berna,
Suiza, obtuvo dos licenciaturas, en Psicología y en Filosofía y Letras. Se ordenó
sacerdote en Turín, Italia, el 2 de julio de 1950.

En Venezuela lo nombraron subdirector del Liceo San José de Los Teques, un centro
educativo de mucho prestigio, donde iban a estudiar niños con posibilidades
económicas. «Compró» al alumnado con ideas novedosas. Por ejemplo, organizó un
centro de radio que podía laborar hasta altas horas de la noche y que, en muchas
oportunidades, sirvió para que los estudiantes cuyas familias se encontraban en
lugares muy remotos o en el extranjero, pudieran comunicarse.

También adquirió un equipo de cine de alta calidad, para que los muchachos pudieran ver las últimas películas, pero hacía cine foros para saber qué habían aprendido de ellas.

Nos comentaba el Dr. Paúl Escovar que él había estudiado su primaria en el colegio
San Felipe de Neri, en Los Teques, y todos los sábados jugaba en los campos deportivos
del Liceo San José de la misma ciudad. Así que soñaba con hacer su bachillerato en
este liceo, pero sus padres no podían pagar la tan onerosa mensualidad.

Entonces, basándose en que en su colegio le habían regalado, por su excelencia como estudiante en sus seis grados de primaria, una medalla de oro y su cadena, él se fue a hablar con el cura responsable de los cupos, que era nuestro querido padre Rivolta, para llegar a un trato.

Se moría de los nervios y, aunque su intención era empeñarle la medalla a cambio de estudiar allá, lo que hizo al verlo fue quitarse la medalla de su cuello,
entregársela al padre Rivolta y decirle: te empeño mi medalla. El padre se llenó de
ternura, pero no entendía qué quería aquel niño.

Cuando Paúl le explicó, aceptó el trato, siempre que continuara siendo un excelente alumno. Y ese fue el comienzo de una bellísima amistad. Por supuesto que la medalla, está actualmente en el cuello del Dr. Escovar, quien hoy en día es médico urólogo, director del Instituto Docente de Urología, en Valencia.

Mientras el padre Rivolta estuvo en la Agronómica Salesiana, en la Iglesia María Auxiliadora se hacían las misas de la juventud y la misma iglesia era dueña de los instrumentos. Había guitarra eléctrica, batería y bajo, además de micrófonos y pedestales. Y en Navidad, retomó las misas de aguinaldo, que por un tiempo se habían olvidado. Eso sí, a las 8:00 de la noche y las patinatas se hacían en el estacionamiento de la iglesia.

Un día le llegó a la agronómica un muchacho drogadicto pidiéndole ayuda. Ese fue el acicate. Gracias a él, no se le quitó del pensamiento abrir un centro para la ayuda de adictos. Pasó diez años visitando comunas, viendo cómo los sacaba de ahí.

Se retiró de su Congregación Salesiana, pero no del sacerdocio y fundó Hogares
CREA de Venezuela, el 27 de enero de 1983, inspirado en Hogares CREA de Puerto
Rico, pero con otras reglas. El viejo estaba por cumplir 60 años.

Fundó varias comunidades a lo largo de toda Venezuela, para hombres y mujeres,
siempre con sueños por alcanzar, siendo el último un instituto universitario que
preparara jóvenes en terapia psicosocial, prevención y administración y lo consiguió. Fundó Cupio, Colegio Universitario Padre Isaías Ojeda, en honor a aquel padre que tanto le dejó.

La Academia Nacional de Medicina de Colombia publicó en su página web, en 2020,
un artículo que asevera que la edad más productiva del hombre es entre los 60 y 70 años y agregan que la edad promedio de los ganadores del Premio Nóbel es de 62 años,
la de los presidentes de las compañías prominentes en el mundo es de 63 años, la de
los pastores de las 100 iglesias más grandes de U.S.A es de 71 años. Y por último, la
edad promedio de los papas es de 76 años.

Entonces, ¿estar jubilado es tener que retirarse porque se está viejo? No; es para que
uno pueda producir en libertad, con tranquilidad. Como dice el nonagenario director y
actor de cine Clint Eastwood, no dejes entrar al viejo en ti.

A Rivolta lo llamábamos viejo, pero solo fue un apodo. Feliz aniversario a Hogares
CREA, y feliz cumpleaños viejo querido.

anamariacorrea@gmail.com




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