Darío Sánchez García || dsanchez@el-carabobeno.com
Hay
algo que tienen en común Anyer Orellana, Argelis Reina
y María Pérez. Son tres amas de casa que no se conocen, pero que han aprendido
a “estirar” el salario a través del sacrificio. En vez de calidad, ahora vale
más cantidad de alimentos.
No es mucho lo que se puede comprar con poco más de 7 mil
bolívares mensuales. Se lleva a casa el alimento que rinda más en la
mesa, sin ignorar que se adquirió para comer y no necesariamente para
alimentarse, concluyó Pérez.
Es difícil incluir variedad en los almuerzos del día a
día con el precio del pollo o de la carne y con el valor de las hortalizas
y verduras para hacer una ensalada, añadió Orellana.
De acuerdo al Centro de Documentación y Análisis de la
Federación de Maestros (Cenda), la
Canasta Alimentaria de agosto se ubicó en 50 mil 625,52 bolívares. Se
necesitarían ocho salarios mínimos para poder adquirirla.
El precio del kilo de tomate está en Bs 375 y el
valor del kilo de cebolla es de Bs 395. El
valor del kilo de papa está en Bs.220. El kilo de repollo es de Bs 169 y el kilo de pimentón está en Bs 390.
Casi todas las comidas se acompañan con pan por ser barato en
comparación a otros alimentos, pero caro si se le compara con su precio de hace
seis o siete meses, apuntó la dama.
Se compra lo necesario. Atrás quedó el medio kilo de durazno, la
mano de cambur, la mandarina o la parchita para
hacer el jugo. Para muchos el dinero no alcanza para ello o prefieren
invertirlo en salado y seco, comentó María Pérez.
Pérez aprendió a escarbar en los mercaditos de alimentos para hallar las mejores hortalizas,
también a sustituir alimentos por otros. En vez de ajo, ajoporro, en lugar de cebolla, cebollín, ejemplificó.
Se trata de distintas maneras de comprar más con menos, estirar
la quincena, saber elegir la comida. Se hace lo necesario para llevar el
sustento a la casa, coincidieron las damas.
