Sara Pacheco
La primera casa fue la de Eduarda Coromoto Luquez de
Hernández. Desde su construcción, esas cuatro paredes han escuchado
celebraciones, derrotas y discusiones de los tantos dirigentes vecinales que
han luchado por la mejora y resguardo de este sector del sur de Valencia, en la
parroquia Miguel Peña. Recortes de prensa y fotografías capturan 37 años de
historia.
Antonio Sánchez, Adrián Palencia, Angélica de Guerra, Carlos
León Rojas, Jesús González, Felicia Sánchez, Edgar Rodríguez, Nemesio Sánchez,
Ángela Reyes y Amelia Henríquez, acompañaron a Coromoto en la consolidación del
barrio Ambrosio Plaza. La mayoría ha fallecido, los demás siguen luchado por su
hogar con el mismo fervor con el que comenzaron ¿La diferencia? Experiencia
enmarcada en sus rostros.
Julio de 1978. El nombre fue elegido por la entonces pequeña
comunidad. “Coromotico” Hernández explicó que querían rendirle honores a quien
consideran héroe de la patria. Estos terrenos estaban destinados para la
construcción de un autódromo. Idea de Renny Otolina, sin embargo la alcaldesa
de ese entonces, Edith Montilla de Pandares, nos permitió quedarnos legalmente,
se desistió de la idea del autódromo. Estaba Carlos Andrés Pérez como
presidente y Oscar Raúl Celli Gerbasi en la gobernación, narró Antonio Sánchez.
El sector presentas debilidades, como problemas en la
distribución de aguas servidas, inseguridad, falta de alumbrado público, pero
los vecinos aseguraron poseer sentido de pertenencia. Ni Antonio ni
“Coromotico” han considerado mudarse, al contrario seguirán trabajando por la
mejora de su entorno.