Alfredo S. Flores | @alfredoflores96

Las condiciones de vida en el país se deterioran cada día para los más vulnerables. En los mercados ubicados en la avenida Bolívar de Valencia mujeres embarazadas, ancianos y personas con diversidad funcional deben hacer colas de hasta 3 horas para poder comprar algunos de los pocos alimentos que se expenden a precios regulados.

“No tengo opción, si no compro la harina de maíz aquí, a 20 bolívares, debo comprarla en otros lados a 800”, expresó Crelia Velázquez, quien a sus 67 años de edad, ha pasado hasta tres horas parada en la fila preferencial de establecimientos comerciales. Sin embargo, para ella el trato no ha sido tan preferencial. Explicó que los militares dejan pasar a personas que no están en la fila antes que a las personas más vulnerables. “Nos gritan y nos empujan, cuando lo único que queremos es comprar comida”.

Crelia es apenas una de los tantos adultos mayores que se encuentran amontonados en las colas. Aseguraron estar cansados, pero dicen no tener opción, pues sus pensiones y jubilaciones no les alcanzan para comprar en otra parte.

Una señora de 70 años que no se quiso identificar, reveló que los alimentos están tan costosos que dejó de pagar el arancel por el teléfono fijo de su hogar y redujo el plan de su celular de 500 a 150 bolívares.

La mayoría de los adultos mayores cuentan historias semejantes, pero que conllevan un mayor riesgo para su vida; han dejado de comprar sus medicinas y compran cada vez menos alimentos, algunos admiten comer dos veces al día.

El hambre se agudiza

Un hombre con discapacidad que se encontraba en la larga fila preferencial que se extendía frente a Abastos Bicentenario, explicó su situación. “En mi casa ya no podemos comer carne, está muy cara tuvimos que volvernos vegetarianos y mis muchachos necesitan proteínas”, expresó, al tiempo que con lágrimas confesó que alimentar a sus hijos cada vez se vuelve más difícil.

La fila avanza lentamente y las personas señalan una ventana del hipermercado que da hacia la calle donde se ve a los militares y milicianos apartar sacos de alimentos, según ancianos y discapacitados eso se lo quedan los efectivos de seguridad, mientras ellos tardan horas en filas y en muchos casos deben volver a sus hogares con las manos vacías.

Una mujer con discapacidad que preveía durar al menos una hora más en la cola sentenció que en ningún Gobierno, ni de Acción Democrática ni Copei hubo tanta miseria como lo hay ahora, los que se encuentran a su alrededor corroboraron su afirmación al unísono. “Nunca habíamos pasado hambre así”, gritaron.

Entretanto una mujer que se mostró molesta por la situación confesó ser chavista, pero aseguró que en el Gobierno de Chávez las cosas no eran así. “Maduro es el que arruinó al país, él es el culpable de lo que estamos viviendo”, opinó.

En cola y embarazada

Lioneris Castillo es madre soltera y presenta un embarazo de alto riesgo, pero tenía dos horas y media parada en la cola. A sus 8 meses de embarazo muestra su récipe en mano. Efectivos de seguridad hicieron caso omiso a la recomendación médica de no hacer mayor esfuerzo.

Castillo aseveró que si no hace la cola no podrá comer, trabaja de lunes a viernes y los fines de semana son los únicos días que puede destinar a conseguir alimentos. Explicó que al terminar de hacer la cola en el Abastos Bicentenario su día no terminaba allí, pues seguiría buscando alimentos.

La mujer en estado de gravidez comentó que ha empezado a comprar leche de fórmula para su bebé, pues dice estar consciente de que la escasez cada vez se pondrá peor.

Alba Campos, otra joven madre soltera, ha tenido dificultad para alimentar a su pequeño de un año que padece de microcefalia. No consigue leche, por lo cual confesó que ha tenido que darle a su hijo tetero de cambur, pues no tiene más nada. “No hay comida, no hay nada, pedimos al Gobierno humanidad, lo único que les importa es el poder mientras que el pueblo se muere de hambre”, objetó.

Campos con su bebé en brazos dijo ver como cada día la situación para ella y sus familiares empeora más. “Todas las semanas sufrimos humillaciones, el dinero alcanza para menos y la comida no se encuentra por ningún lado”, lamentó, para luego volver a su puesto en la fila con la esperanza de llevar algo de comida a su casa, donde ya no queda nada.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.