Dayrí Blanco

Mónica Aular cobra el mismo sueldo que hace dos meses cuando
comenzaron las vacaciones escolares. Pero su bolsillo cada vez se hace más
pequeño. Iniciadas las clases ahora gasta más para completar la lonchera diaria
de sus dos hijos. Ella saca cuentas una y otra vez pero no puede evitar tener
que dejar de comprar unos cuantos productos. El dinero no le alcanza y la
escasez de alimentos no ayuda. En promedio invierte entre cinco mil y siete mil
bolívares para que Estella y Joaquín desayunen un mes en el colegio.

El gasto se triplicó en su casa y en la del resto de los
venezolanos durante el último año. Maritza Ojeda recuerda que en septiembre de
2014 era más fácil hacer el mercado mensual. Con menos dificultad conseguía lo
que necesitaba y pagaba 300% menos al desembolsillar mil 500 bolívares entre
frutas, galletas, harina de maíz y el relleno de las arepas.

La historia es otra un año después. La escasez ha sido
determinante en esta distorsión. Madres como Mónica y Maritza han tenido que
adquirir a sobreprecio en el mercado informal parte de los alimentos. Con dos
paquetes de harina precocida desayunan sus hijos por un mes, pero ellas deben
pagar hasta 250 bolívares por cada kilo a un bachaquero que les vende en 150
bolívares 500 gramos de margarina. A eso se le debe sumar  950 por un cartón de huevos, mil 200 de un
kilo de carne molida, 950 por la misma cantidad de queso blanco, 600 bolívares
por un pedazo de patilla que pese menos de dos kilos y medio, 400 por dos
melones y 300 por una mano de cambur mediana.

En total son cinco mil bolívares por una lonchera modesta
que incluye una arepa rellena y un jugo natural. Quedan excluidas las
golosinas, bebidas a base de leche y meriendas adicionales que incrementarían
hasta en siete mil bolívares el gasto. Cambiar la harina de maíz por pan blanco
no es una buena opción. Cada pan cuesta 12 bolívares.

La escasez también ha obligado a las madres a ser más
creativas. Las panquecas de avena se han vuelto populares, así como las arepas
de ocumo y de yuca, y las tortillitas de vegetales. Pero no a todos los niños
les gusta y suelen ser platos con ingredientes más costosos.

Las cantinas escolares son cada vez menos aliadas a la
economía familiar. Por una empanada y un jugo se debe pagar hasta 150
bolívares, esto representa 61% del salario mínimo diario actual que está en 246
bolívares.




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