Dayrí Blanco|@DayriBlanco07

Ricardo entra y se sorprende. Ve a los lados, a un extremo y al otro, hace una pausa, recuerda y exclama “cómo ha cambiado esto”. Ya nada es igual. Las teclas no suenan con la misma fuerza e insistencia que caracterizaban la sala de redacción de El Carabobeño. Hace 10 años visitó el lugar como estudiante, hoy lo hace para relatar la realidad de este medio de comunicación al que le han impuesto un candado a su libertad de prensa desde el Gobierno central, y que trata de sobrevivir narrando historias en la plataforma digital a la que se tuvo que migrar de manera obligada, ante la negativa de Hugo Cabezas de venderle el principal insumo para seguir circulando en su versión impresa.

El 17 de marzo se apagó la rotativa. Ya han pasado 47 días y no se ha vuelto a encender. En los almacenes del Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM) están las bobinas que la empresa, sus trabajadores y lectores necesitan. Pero su presidente simplemente sacó de la lista de clientes al Diario del Centro en lo que la gerente general del periódico, Carmen Grillet, calificó como una manera elegante de ponerle una mordaza a la libertad de prensa, un derecho que de manera internacional se conmemora cada 3 de mayo.

Un total de seis mil 771 toneladas repartidas en 10 mil 435 bobinas ha importado el Gobierno directamente a través de la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex) durante el 2016. Todos los cargamentos han llegado al puerto de La Guaira desde donde van directamente al CEAM. De manera particular este año solo C.A. Últimas Noticias ha hecho la compra desde Canadá de mil 970 bobinas con un peso de mil 990 toneladas que arribaron el 15 de abril y ha sido el último buque bobinero en entrar al país. Hasta la fecha no ha sido anunciado ningún otro en tránsito.

Los beneficiados con esta materia prima han sido los 113 medios pertenecientes a la Cámara de Periódicos Regionales y los de difusión partidista del Gobierno de distribución gratuita, en su mayoría, que se imprimen dentro del CEAM.

53,3% menos personal

La crisis motivada por el Ejecutivo en El Carabobeño ha condicionado la reestructuración del personal. “Algunos fueron asignados a otros puestos, otros tomaron la decisión de irse en busca de una mejor estabilidad laboral,  y una parte fue sujeto a un proceso de suspensión laboral”.

En números, antes del 17 de marzo eran 308 las personas que conformaban la nómina de la empresa. 96 han renunciado y de los 212 restantes 70 se mantienen en sus casas cobrando 50% del salario básico, pese a que la Ley del Trabajo no estipula remuneración económica durante el período de suspensión de 60 días.

Se trata de una realidad que trabajadores como Beatriz Rojas, periodista desde hace 26 años en el medio, lamenta profundamente. “Siento que estamos a medias, porque nuestro fuerte era el impreso. Se que los tiempos han cambiado pero no por eso debíamos desaparecer en esa versión y ahora llegamos a menos ciudadanos y eso se traduce en menos libertad de expresión”.

Clemente Espinoza es reportero gráfico del medio desde 1965. A él se le ve aún caminando por los pasillos de la redacción con nostalgia. No pierde oportunidad de recordar esos momentos en los que el sonido de las teclas era intenso y constante, y el número de trabajadores era mayor. “Yo soy de la época del tubazo, el que se buscaba por todos lados para que la gente lo leyera al día siguiente. Era un periodismo sabroso y que se podía hacer porque había papel, a diferencia de ahora que estamos en retroceso porque el Estado se ha ocupado de aplicar una herramienta anormal para apropiarse de los medios de comunicación”.




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