Sara Pacheco

La calle Mariño de la urbanización El Vivero de Santa Rosa,
se transformó en una laguna verde. Nadie puede pasar caminando por el sitio sin
mojarse con el líquido sucio que yace sobre el asfaltado. Los vehículos
circulan con dificultad, e irremediablemente levantan gotas que salpican a las
casas cercanas. Desde hace dos meses el problema ha ido empeorando.

Yesica Quintero, trabaja y vive en el área, explicó que las
cloacas desbordadas de algunas casas cercanas corren a la calle que se
encuentra en un espacio bajo. Como consecuencia, las aguas servidas se empozan,
lo que ocasiona molestias en los vecinos cercanos, que van más allá del mal
olor.

La alcantarilla de la calle fue cambiada hace un año porque
estaba destruida. Los carros caían de boca, trancamos la vía y aparecieron para
repararla, pero ya está tapada. Por eso el agua se queda, precisó Quintero.

Los mosquitos son el principal inconveniente para la vecina.
Tiene dos niños -tres y ocho años-, que son alérgicos a las picadas, debe
mantenerlos dentro cuando están en casa para evitar que se desenvuelvan
rodeados del aire contaminado.

Las amenazas de lluvia son razón suficiente para que los
vecinos empiecen a tomar previsiones. La laguna se transforma en manantial, lo
que ocasiona que en algunos hogares el agua se devuelva por los drenajes. Hasta
el momento ninguna cuadrilla se ha acercado a la zona a verificar el estado, a
pesar de que ya se recogieron firmas entre los residentes y comerciantes.  




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