Jesús Chúo Torrealba, secretario Ejecutivo de la Mesa de la
Unidad Democrática (MUD), indicó que hay maneras de desmontar la designación de
los nuevos magistrados al Tribunal Supremo de Justicia porque la nueva Asamblea
tiene mayoría absoluta.

En una entrevista para el diario La Razón, de España, el
dirigente señaló que es posible modificar la Ley Orgánica del Tribunal Supremo
de Justicia, para que “se amplíe el número de magistrados y esta mayoría sea
prácticamente licuada en una nueva correlación de fuerzas“, explicó Torrealba
en la nota que se puede leer en el sitio web del diario español.

Esta es la entrevista completa:

–¿Puede el Parlamento
actual designar nuevos magistrados?

–La Asamblea tiene la facultad de legislar hasta el último
momento, hasta el 4 de enero, pero no tiene sentido desde el punto de vista
ético y de la moral republicana que la Asamblea del pasado intente legislar
sobre el Tribunal de Justicia del futuro designando magistrado por doce años.

–¿Puede la nueva
Asamblea revocar estos nombramientos?

–Hay distintas maneras de desmontar esto porque la nueva
Asamblea tiene mayoría absoluta. El escenario más probable es que se reforme la
ley orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, se amplíe el número de
magistrados y esta mayoría sea prácticamente licuada en una nueva correlación
de fuerzas. Esa reforma de la ley es también necesaria porque hay que cambiar
nuestro sistema de justicia, que no administra justicia sino que distribuye
venganza o prebendas de acuerdo a las lealtades políticas. Esto no lo dice sólo
la oposición, sino relevantes figuras del oficialismo que cuando rompieron con
el chavismo dijeron todo lo que sabían. Me refiero al magistrado Eladio Aponte
Aponte o muy recientemente al fiscal Franklin Nieves. Lo que cuentan estos ex
funcionarios permite entender por qué en mi país el índice de impunidad es
superior al 90%. Por eso, un gesto como el que plantea la Asamblea saliente se
inscribe dentro de esa dinámica que consiste en usar el poder judicial como
garrote y como guarida de los corruptos.

–¿Han mantenido
contactos con sectores moderados del chavismo después de las elecciones?

–Hay una frase de oro de Adolfo Suárez en la Transición
española que dice: «No me importa de dónde vienes, me importa a dónde quieres
ir». Si hay sectores del oficialismo que quieren construir una economía
abierta, una sociedad solidaria y una democracia transparente estamos
dispuestos a avanzar juntos.

–¿Van a plantear como
una prioridad la salida de Maduro de la presidencia en 2016?

–Nuestra prioridad no puede ser Maduro, no podemos sufrir
«madurofobia». Nuestra agenda parlamentaria va a estar enfocada, en primer
lugar, en la amnistía para lograr la reconciliación del país. Y en segundo
lugar, vamos a enfrentar con muchísima fuerza la agenda económica y social de
Venezuela, que está al borde de una crisis humanitaria. Si llegamos al 5 de
enero en la toma de posesión de la Asamblea y le decimos a Maduro que recoja
sus cosas porque vamos a convocar un referéndum o a plantear una enmienda, un
sector muy importante que nos dio el voto pudiera no acompañarnos en una
conducta como ésa. Pero si el Gobierno, en vez de ponerse al servicio de este
proceso de construcción, pretende sabotear y ralentizar la construcción de
soluciones, entonces tendremos que hacer uso de las herramientas que la
Constitución prevé para zanjar esa situación.

–¿Cuál sería la mejor
opción?

–Si Maduro insiste en mantener la diatriba política y
continúa con su verborrea incendiaria en lugar de resolver la crisis que él
mismo creó, no nos quedará más remedio que utilizar otras soluciones, que
podrían ser un referédum revocatorio, la enmienda o la reforma constitucional
para acortar el periodo del presidente, incluso una Asamblea Constituyente.
Pero el orden de los factores sí altera el producto. Si hacemos uso de alguno
de estos mecanismos, una gran mayoría nos acompañará para garantizar que ese
proceso de cambio democrático sea producto de la participación masiva de los
ciudadanos.

–¿Dentro del propio
chavismo existe la posibilidad de una estrategia interna para debilitar y
finalmente derrocar a Maduro?

–Está en el interés inmediato del oficialismo liberarse del
liderazgo tóxico de Maduro y Diosdado Cabello. El oficialismo tiene un capital
político respetable, está en el 20% en las encuestas. Y si quiere relanzarse y
ser nuevamente opción de poder, tendría que salir de ese liderazgo tóxico, corrupto
e incompetente. También podrían tener interés en acelerar una solución distinta
de tal manera que los efectos de la debacle económica producida por 17 años de
gobierno del chavismo nos estalle a nosotros en la cara y no a ellos.

 

 

 




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