EFE

El éxodo
de colombianos por trochas que atraviesan el río Táchira, frontera natural con Venezuela, fue interrumpido este miércoles
por la presencia de soldados en la orilla de ese país, según denunciaron
testigos.

El martes, centenares de colombianos residentes en San Antonio y otras
localidades del estado Táchira atravesaron el río con sus pocas pertenencias a
cuestas para escapar de las deportaciones ordenadas por el gobierno de Venezuela en el marco de una campaña contra
contrabandistas y supuestos paramilitares.

Fuentes policiales, dijeron que la presencia de soldados venezolanos en la
margen derecha del río Táchira se debe al parecer a un acuerdo entre las
autoridades de ambos países que permitirá que los colombianos ingresen en
territorio venezolano en camiones de la Policía para recuperar sus bienes.

Esa posibilidad ya fue anunciada ayer por el presidente colombiano, Juan Manuel
Santos, quien dijo que «hay un principio de acuerdo para que entren a Venezuela camiones colombianos, con los
deportados, para que ellos mismos recojan sus pertenencias».

Desde esta mañana, unidades de paracaidistas de Venezuela bloquean el paso en las trochas entre
el monte y «el que se mete a la brava lo golpean», detalló un
colombiano que cruzó ayer el río Táchira y que residió en San Antonio dos
décadas.

Desde la última hora de este lunes, unos 2.000 colombianos según cálculos de la
Alcaldía de Cúcuta, cruzaron el río y llegaron a esa ciudad, donde reciben
asistencia del Gobierno colombiano y organizaciones como la Cruz Roja.

«Ya cerraron el paso los boinas rojas y no quieren dejar cruzar a nadie
más. Están derribando los ranchos que están marcados con la «D». Todo
lo están tumbando, están acabando con todo», explicó en La Parada, un
punto cercano a Cúcuta, Alix, una colombiana completamente desolada.

La mujer contó que ella, sus 5 hermanos y su madre de 80 años duermen desde
hace dos días en la orilla del río y aunque no fueron deportados sí se vieron
forzados a abandonar Venezuela ante el acoso de militares de ese país
que les gritaban: «¡Ustedes son colombianos! ¡Paramilitares!»

«Se meten en las casas, se roban las cosas, se llevan a algunos presos…
A uno le sacaron la plata del bolsillo, se llevaron su comida, los celulares,
el computador», relata en la orilla colombiana Alix, quien vivía en Venezuela desde hace una década.

Horas después, soldados de las Fuerzas Especiales del Ejército colombiano
empezaron a patrullar en La Parada ante la atenta mirada de los boinas rojos
venezolanos al otro lado del río.

Algunos de los militares colombianos ayudaron, junto con policías, a un grupo
de cinco compatriotas suyos que lograron atravesar el río, entre ellos Marcela,
una mujer embarazada.

Jessenia Páez, otra colombiana deportada, lava las pocas ropas que pudo
recuperar en la ribera del río, le acompañan su marido, sus hijos y su yerno y
se muestra poco optimista: «Yo no creo que esto se pueda solucionar».

Los otros compatriotas que le acompañan y que esperan poder cruzar de nuevo el
río, no creen que las autoridades venezolanas dejen pasar camiones de la
Policía colombiana para recuperar lo poco que les queda.

«Dirán (los soldados venezolanos) que llevan contrabando y no les dejarán
traer nada», asegura Olga, quien también denuncia que la fuerza pública de
ese país ha llegado a romper los candados de las casas de los colombianos para
saquearlas.




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