EFE

Bajo
las condiciones extremas de los glaciares de la Antártida, habitan unas
bacterias capaces de sintetizar en su interior
nanopartículas fluorescentes, que podrían ser utilizadas para marcar
células tumorales
y rastrear la metástasis de diferentes tipos de cáncer.

Estas nanopartículas se generan en el
interior de microorganismos muy resistentes a condiciones extremas,
como la
alta exposición a la luz ultravioleta, la falta de nutrientes y las bajas
temperaturas que se dan en el Glaciar Unión, ubicado en la Antártida profunda,
según el investigador Luis Saona, asociado al Centro de Bioinformática y
Biología integrativa (CBIB) de la Universidad Andrés Bello (UNAB) y a la
Universidad de Chile.

Saona es uno de los 15 investigadores que componen la expedición científica
chilena que este año se desplazó a la Estación Polar Científica del
«continente blanco», operada conjuntamente por el Instituto Nacional
Antártico de Chile (INACH) y las Fuerzas Armadas, y situada a 79 grados de
latitud sur.

Hasta ahora, las nanopartículas se fabricaban principalmente
a través de procesos químicos que involucraban a metales pesados
como
cadmio, teluro o mercurio y que aumentaban su toxicidad y desfavorecían sus
aplicaciones biológicas.

Es por ello que, desde hace algunos años, el Laboratorio de Bionanotecnología y
Microbiología dirigido por el Dr. Pérez-Donoso, a través de la investigación
que desarrollan científicos como Luis Saona, han empezado a fijarse en las nanopartículas de cobre, un mineral menos
tóxico para el organismo
y que, a través de un método que han patentado
recientemente, es capaz de crear nanopartículas con gran poder luminiscente.

«El reto actualmente es sintetizar nanopartículas de forma natural
mediante el uso de microorganismos capaces de generar estas nanoestructuras en
presencia de cobre», explica el científico chileno.

Además, que señala que la gracia de trabajar con este tipo de microorganismos
acostumbrados a vivir en ambientes extremos es que, después de someterlos a un
tratamiento de estrés, son capaces de crear estas nanopartículas fluorescentes.

El cobre sería el único elemento exógeno que los científicos agregarían para
crear estas nanopartículas fluorescentes que, al ser introducidas en células
tumorales, podrían alumbrar el movimiento de las células en el organismo y
permitirían entender cómo y cuándo las células cancerígenas infiltran otros
tejidos.

«Lo que estamos estudiando es la posibilidad de que microorganismos
antárticos logren crear en su interior estas nanopartículas florescentes, cuya
toxicidad es mucho menor, pues están recubierta con proteínas y moléculas
orgánicas propias de un organismo vivo», explica Saona.

Además de probar las nanopartículas de cobre en tejido celular, los científicos trabajan para utilizar
estas partículas microscópicas en prototipos de celdas solares con las que se
podrían construir paneles solares
, basados en cobre para generar energía a
partir de la luz del sol..

Con el objetivo de avanzar en las investigaciones, Saona se desplazó durante 2 semanas al Glaciar Unión, situado a tan
sólo 1.000 kilómetros del polo sur,
para recoger muestras de tierra que
contuvieran estos microorganismos que luego aislarían en los laboratorios.

Además de representar un avance en el
tratamiento del cáncer y en la creación de energías renovables,
esta
tecnología «totalmente chilena» podría dar valor agregado a un
producto nacional que hasta el momento sólo se vende en bruto.




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