Son tensos e intensos los espacios y los momentos que podemos permitirnos en este acelerado mundo de gente que confronta. Gradualmente, en el tensionar del día a día, vamos sufriendo el resquemor, la hostilidad, y aun la enemistad no buscada, de algunas personas que no ocultan abiertamente sus malas intenciones hacia nosotros. Es gente dispuesta a ir más allá o venirse frontal sobre nosotros, para más acá, con intención de mantenerse en acción. Son los mismos cascarrabias y maliciosos de siempre, que proceden a amargarnos la existencia, porque la ansiedad y el estrés instalados en ellos, los embargan y embrutecen, y los llevan por los caminos de la confrontación inevitable. ¿Los conocen? ¡Seguros estamos que les son conocidos! ¡Es gente de armas tomar, aunque ni ellos mismos saben con precisión en qué andan, para quienes trabajan, y cuáles son sus inmediatos destinos! ¡Ellos dicen que son amigos!

Decía Víctor Hugo, el genial francés, en palabras más o menos parecidas, que ’amigo’ es un vocablo formal, superficial -una especie de comodín social-, que a veces está casi vacío de sentido, pero rebosantes de ofertas y disposiciones. ‘Enemigo’, en cambio, es una palabra que nunca deja de afectarnos, aun cuando no hayamos hecho nada malo, en absoluto”. ‘Enemigo’ es un vocablo inventado por la pura necesidad de encontrar a otro ‘enemigo’, aliarse con él en demostraciones de fuerza, y salir en cacería de ‘amigos’ de reconocida debilidad.

Habernos ganado algún ‘enemigo’ alguna vez en la vida, aunque pareciese extraño, no debe ser motivo de júbilo ni de crearnos un alto prestigio social. En sociedades tan dinámicas y polivalentes como las actuales, quienes repitan a voz tendida que no tienen ‘enemigos’, lo hacen porque no dicen la verdad o tratan de ocultarnos algo. Pertenecen, probablemente, al grupo de quienes dicen que jamás mienten. Pero, esas mismas sociedades son justicieras y representativas con sus ciudadanos; finalmente, enjuician a las personas masivamente, tanto por ser ‘enemigos’ como por ser ‘amigos’. En estas sociedades funciona muy bien el criterio de “dime con quién andas, y te diré, sin compromisos, ¡quién eres!”.

Pero, en este mundo de la segunda década del siglo XXI, las relaciones han cambiado. Vivimos en un mundo de pandemias y virus violentos. Ahora, nos topamos con ‘amigos’ y ‘enemigos’ por doquier, y ¡no parecen enemistados! A ellos, y a cada rato, los conseguimos en el trabajo, en el cercano círculo de amistades, en el vecindario, y en el momento incómodo de coincidir al entrar de sopetón en un ascensor vacío. Los más osados, molestosos y manifiestos, son aquellos que, sigilosamente, a nuestras espaldas, a voces, dejan ver su alegría cuando las cosas no nos van bien. Los más viscerales gozarían conque nos lleve un huracán categoría 5, y nos cayesen varios aerolitos perdidos. Los más extremistas pueden hasta tomarse un día libre para celebrarlo escandalosamente… (Recordemos recelosos ‘enemigos’, que ‘amigo’ es una palabra que deriva, directamente, del verbo latino ‘amare’).

¡Complicidad y corrupción de por medio! Pero, sin mala intención… ¿Verdad, amigos? Y un feliz fin de semana.

Hernani Zambrano Giménez

hernaniz@yahoo.com




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