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Venezuela activará este jueves el proceso de retiro de la Organización de Estados Americanos (OEA). Esta inédita decisión en el foro abre una serie de interrogantes que expertos consultados por AFP intentan responder.

¿Por qué se retira?

La relación entre la OEA y Venezuela en los últimos 15 años ha sido tensa, y más aún con la llegada a la secretaría general del uruguayo Luis Almagro, que no duda en tachar a Maduro de «dictador» y promover que se aplique a su gobierno la Carta Democrática, un instrumento que prevé sanciones en caso de ruptura del «orden democrático».

El «Vexit», como ya lo llaman algunos, estaba a la vuelta de la esquina. La canciller Delcy Rodríguez había advertido que Venezuela se retiraría del organismo si se aprobaba una reunión ministerial para evaluar la grave crisis en el país petrolero.

Y el miércoles, poco después de que la OEA convocara a esta reunión, Venezuela anunció que denunciaría la Carta de la OEA, alegando «intervencionismo e injerencismo».

«El gobierno venezolano levanta un nuevo escudo para, en nombre del principio de no intervención, evitar el escrutinio internacional incluso en materias supranacionales como los derechos humanos», dijo a la AFP la internacionalista Elsa Cardozo.

Antes de salir, debe cancelar una deuda que en 2017 acumulará 10,5 millones de dólares de cuotas anuales para la OEA.

El mandato de Maduro concluye en enero de 2019, cuando aún no habría terminado el proceso de retiro de la OEA.

¿Evita sanciones?

Rodríguez aseguró que a partir de este momento Venezuela no participará de ningún evento de la OEA.

Pero en los dos años que dura el proceso, Venezuela «sigue siendo un sujeto con obligaciones hacia la OEA y pasible de sanciones», explicó el boliviano Jaime Aparicio, expresidente del Comité Jurídico Interamericano de la OEA.

La suspensión de un país, prevista en la Carta Democrática, necesita los votos de 24 de los 34 países que integran la OEA reunidos en una Asamblea General extraordinaria. La reunión de cancilleres, que disparó la crisis diplomática, fue aprobada en el Consejo Permanente con 19 votos.

Al denunciar la Carta de la OEA, Venezuela saldría además de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) y de organismos como la CICAD (Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas), el Comité Jurídico Interamericano, y la Comisión Interamericana de Mujeres.

Ya Venezuela había denunciado la Convención Americana, que implicó su desvinculación con la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH).

No tendría implicaciones económicas inmediatas. Paul Constance, portavoz del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dijo que Venezuela no tiene ningún préstamo activo.

«No hay estipulaciones contractuales de préstamo o políticas que aceleren el repago de préstamos, suspendan elegibilidad para otros préstamos, o que requieran que un país miembro mantenga una relación específica con la OEA», explicó.

¿Se aísla?

Venezuela, que fue además suspendida del Mercosur, «se va a convertir en una especie de Corea del Norte de América Latina porque están cortando toda relación con el sistema interamericano», indicó Aparicio.

Y aunque continúe como miembro de la OEA por otros dos años, Caracas puede evitar que una comisión del organismo viaje al país para reunirse con las partes en conflicto y tratar de impulsar soluciones políticas.

El organismo tiene tiempo sin recibir una invitación del gobierno venezolano. Dejó de ser llamado por ejemplo a observar elecciones desde 2006.

Cardozo advirtió por su parte que Venezuela se convirtió en «un problema mayúsculo» para el hemisferio, por la diáspora de venezolanos que migran a otros países de la región y por las acusaciones de Estados Unidos por narcotráfico y otros delitos contra altos funcionarios como el vicepresidente Tareck El Aissami.

¿Le quedan aliados?

Rodríguez pidió a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) convocar a su vez una reunión extraordinaria, que se fijó para el 2 de mayo en San Salvador.

Cardozo considera que Venezuela más que aislarse busca sumar aliados en espacios «más cómodos y manejables».

«Pero no creo que sea tan fácil, en la Celac están los mismos ‘cipayos genuflexos’ (como llamó Rodríguez a los 19 países que votaron a favor de la reunión), salvo Estados Unidos y Canadá», subrayó Cardozo.

A su juicio, Maduro apunta a «inventarse un grupo de países amigos que le den apoyo». De los 33 integrantes de la Celac, 17 respaldaron la resolución de la OEA.

Y a nivel mundial, «tal vez espera apoyo de Rusia o China, denunciando maniobras de Estados Unidos, pero no va a haber muchos países dispuestos a cobijar a Venezuela», señaló el analista Carlos Romero.




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