Sous le pont de Bercy
Un philosophe assis
Deux musiciens, quelques badauds
Puis des gens par milliers

Edith Piaf.

Por Carlos Ñáñez R.

En la vida hay personas que nos tocan para cambiarnos para nuestro bien, ese es el caso de buen profesor Gustavo Guevara un profesor incansable en la tarea de formar a generaciones de economistas en la Universidad de Carabobo, el siempre inquieto Guevara el bueno, apodo que se supo ganar entre quienes fuimos sus estudiantes y luego sus compañeros de trabajo, fue un alma libre, pura, de esas que no crecen y son siempre afables como los niños, en paralelo desarrollo un andamiaje solido en la escuela de Economía y jamás nuestra pequeña y rigurosa escuela de economía conto con un período de ese brillo particular, que solo el genio del Profesor Gustavo Guevara le supo imponer.

En lo personal fue el padre académico de muchos de los que aún y a pesar de estos mustios años hemos asumido la docencia como rol de vida, siempre cumplido, estricto en las formas de redacción y de pensamiento y a la vez laxo en el trato, el buen maestro era uno más en esa aventura de enseñar, todos atesoramos sus trabajos de ascenso como magna opus del pensamiento económico, estoy convencido que la Universidad de Carabobo, jamás supo la dimensión humana, académica y profesional del Profesor Gustavo Guevara “el bueno”, tuvo que partir al encuentro con Dios o jubilarse de la vida, para que sea hasta ahora cuando se comprenda esta trascendencia.

Reconozco que cada seis de julio, es una fecha luctuosa al menos en mi esfera intima, siento que falta alguien con el cual conversar, compartir y solicitar un consejo, se nos fue el maestro, el amigo, el padre académico, el compás moral, sin embargo su recuerdo reside; en las mentes que dejó para el ejercicio docente, supongo que con su bastón en mano debe abrirse camino entre las nubes que van del campus de Bárbula a su amada Paris, en el puente de Bercy, debe sentarse junto a otros filósofos a conversar, aprovechando la atemporalidad de las almas.

No te vamos a olvidar, siempre estarás en nuestro pensamiento y por ende jamás morirás, en cada equilibrio microeconómico demostrado, en cada trazo que contiene verdades sobre la conducta humana y en cada lectura que nos comprometa con la libertad estará el buen profesor, siempre dispuesto a escribir bien, para hablar bien y pensar con claridad.

Estas presente en cada palmo académico logrado, en todos los logros de tus ex estudiantes y sobre todo en la impronta de una Universidad libre, plural, autónoma y democrática, valores que te eran absolutamente familiares y fresaste en nuestra psique y en nuestra alma, tus enseñanzas no quedaron acotadas en un aula, se reproducen en este tu ex país y en el exterior, a donde fueron a parar muchos de tus ex estudiantes, enseñamos economía para la libertad, para la dignidad y bajo el rigor del bienestar, ese logro es el culmen para cualquier profesor, poder trascender el tiempo.

Entonces Profesor, se le recuerda con afecto y mientras eso se mantenga usted estará vivo, siendo indemne a la muerte real, la del olvido, otro año más y siempre el compromiso de honrarlo pues honrar honra, no me alcanzaría la vida para agradecer su entrega y dedicación y desde esta humilde tribuna hago lo que creo saber hacer, escribir medianamente bien para agradecer tanta entrega, desde que tus cenizas están en el mar ese es un lugar de mayor racionalidad, de mayor neguentropía y en donde circulan dichosos al son de las olas los equilibrios microeconómicos y la conducta del consumidor que bien nos enseñaste, hasta siempre estoy seguro que en algún momento indeterminado, nos reencontraremos, para ponernos al día en esta la tarea de vivir para dar luz a los demás.

Por ahora descansa, sigue sentado junto a otros filósofos en el puente de Bercy para que practiques el francés y no te arrepientas de nada, como lo cantaba a los cuatro vientos la Piaf, Gracias por tanto y por todo, lo único que nos quedó pendiente fue despedirnos y esa sí que fue una muy pesada da las tantas bromas que solías hacerme, sin embargo, te perdono esa furtiva chanza, pues en el balance del cariño yo salgo en superávit.

Te quiero y te respeto en lemniscata, agradeciéndote todo lo enseñado y lo que falta por aprender, pidiéndote sigas siendo el bastón de la escuela, del gremio y de la Universidad, en tu memoria seguiré formando pensamiento crítico en mis estudiantes y esperando la libertad, en medio de la inmundicia y la traición.

¡Bendición Profesor Gustavo Guevara!




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