(Foto Rosimar Sánchez)

María Rodríguez enfrenta el mismo desafío todos los días: ingeniárselas para rendir el poco alimento que puede comprar con una pensión de 400 mil bolívares al mes. No cuenta con otra fuente de ingreso, tiene 77 años y vive sola en una vivienda en la urbanización La Isabelica, en Valencia.

Cada vez que va al mercado, sale con menos productos en la bolsa. Con suerte, logra reunir para comprar dos papas, una pieza de pollo y un cuarto de kilo de queso que procura que le alcance para al menos una semana y media.

Rodríguez entra en el grupo de los datos arrojados por la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), donde 79,3% de los ciudadanos no pueden cubrir la canasta básica, que se ubicó en 100 millones, 185 mil 353,82 bolívares para el mes de mayo, según el Centro de Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas – FVM).

Rodríguez no recuerda cuándo fue la última vez que comió un plato balanceado. Para ella es imposible adquirir un cartón de huevos que en los mercados La Isabelica, Periférico  La Candelaria y el municipal de Naguanagua, ronda entre 450 mil y 560 mil bolívares. Tampoco tiene la capacidad para comprarse un pollo entero que tiene un precio de 360 mil y 380 mil bolívares.

Con las manos temblorosas y los dedos rígidos por una artrosis degenerativa no controlada, Rodríguez sacaba de la bolsa una pechuga de pollo que compró este martes en el mercado La Isabelica, con la esperanza de que le dure dos semanas.

(Foto Rosimar Sánchez)

Otra de las cifras de la Encovi, reveló que de los 79,3% de los ciudadanos que no pueden costear la canas básica, 68% de los mismos consume menos de dos mil calorías al día. De esto, no escapa Rodríguez, que a tres años de cumplir 80 años, pesa 35 kilogramos.

Comentó que está malnutrida porque a veces solo come pasta sin ningún otro acompañante, y eso no la alimenta porque es pura harina. “Son las 11:00 de la mañana y ni siquiera he desayunado. Con esta situación sufren los niños, los pobres y los que no tenemos quien nos mantenga porque vivimos de la pensión”.

Para Josefina Romero, de 60 años, la carne se conviritió en un alimento imposible de adquirir. Los precios son variados, en el Periférico de La Candelaria un kilo tiene un valor de 900 mil bolívares; La Isabelica, 850 mil bolívares; y en el mercado municipal de Naguanagua, 790 mil bolívares.

“Yo hace tiempo dejé de comprar carne, tengo la pensión y mi sueldo de profesional y aún así el dinero no me alcanza para nada. Mi calidad de vida ha desmejorado muchísimo”. Su alimentación, al igual que la de Rodríguez, radica en granos, arroz, pasta y harina.

Durante el recorrido por los mercados, se evidenció que un kilo de harina de maiz oscila entre 195 mil bolívares y 250 mil bolívares, dependiendo la marca; kilo de arroz, desde 160 mil bolívares hasta 185 mil bolívares; pasta, entre 230 mil y 270 mil bolívares; un kilo de caraotas, 300 mil bolívares.

De acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor (Inpc) presentados la semana pasada por la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, la inflación acumulada en el país durante el primer semestre del año fue de 508%, mientras que la de junio se ubicó en 19,5%. En el caso de alimentos y bebidas no alcohólicas, la inflación fue de 13,8%.

 

Sonia Pinto no entiende mucho de cifras, solo sabe que su sueldo como funcionaria pública no le alcanza para cubrir sus necesidades. “La inflación nos tiene agobiados, no todos manejan dólares y lo que ganamos es una miseria”.




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