(Cortesía)

Un anciano identificado como Cosme Rafael Villegas Peña (73) confesó ante la Policía Nacional de Perú que fue él quien asesinó a la venezolana Lizmar Hernández Farías (27) en la localidad de Canta, el pasado 30 de diciembre.

El programa Punto Final describió que Villegas Peña llevó a la joven hasta Canta en su vehículo y que simuló una falla mecánica para que ella descienda. Segundos después, le disparó en la cabeza por detrás. Incluso, para armar una coartada, el anciano denunció, el 31 de diciembre, ante la Policía y el Ministerio de Trabajo que Lizmar Hernández no había ido a trabajar.

Villegas engañó a los medios de comunicación al decirles que, supuestamente, Lizmar Hernández salió del edificio tras pedir permiso para ausentarse por un espacio de una hora; y que además permitió que los familiares de la muchacha ingresen a su habitación para buscar entre sus pertenencias.

Sin embargo, ante el interrogatorio de la Policía terminó por admitir el crimen. Los agentes encontraron a Villegas Peña un arma cuyos casquillos son analizados para determinar si fue usado en el homicidio. En el reportaje se señala que el sujeto perpetró el asesinato porque ella presuntamente le habría robado dinero y que lo trababa mal.

Un tiro en la nuca

Según el resultado de la necropsia, Lizmar murió por “contusión y laceración encefálica” y “traumatismo craneoencefálico”, ocasionado por una bala en la nuca. “Un caso dramático”. Así lo describió un agente de la División de Homicidios encargado de las investigaciones, publicó larepublica.pe.

Lizmar era valenciana y vivía en el barrio El Prado, de donde viajó para Perú en busca de un mejor futuro.

El caso

José Gregorio Farías, tío de la extranjera, denunció que su sobrina desapareció después de supuestamente salir del departamento de un edificio de San Borja, donde trabajaba hace cinco meses cuidando a Villegas Peña.

Además, indicó que la última vez que vio a su familiar fue cuando la embarcó en un tren de la Línea 1 del Metro de Lima, tras encontrarse con ella y unos amigos en un centro comercial de San Juan de Miraflores. Incluso, detalló que Lizmar Hernández Farías le confirmó que llegó bien a su centro de labores, reseña elcomercio.pe.

El cuerpo de Hernández Farías, según el diario La Repúblicafue encontrado en una quebrada en Canta, una localidad al noreste de Lima, con un tiro en la cabeza. Mientras que el medio Rpp noticias destacó que la joven presentó signos de tortura.

Los diarios publlicaron que el cadáver de Hernández Farías permaneció sin identificación en la morgue desde el 30 de diciembre hasta el pasado 8 de enero, cuando fue reconocido por su tío, José Gregorio Farías, quien solicitó la ayuda de otra de sus sobrinas para identificar su cuerpo de la joven, pues afirmó que su rostro estaba deformado.

Hernández Farías tenía ocho meses en Perú y vivía en el distrito de San Borja, uno de los 43 distritos de la provincia de Lima, en la casa de su empleador, Rafael Villegas Peña de 72 años, donde prestaba servicios domésticos desde agosto de 2019.

La División de Investigación de Búsqueda de Personas Desaparecidas de Perú halló sus prendas de vestir y otros objetos en el cuarto que ocupaba en esa residencia.

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Adaptada en el país

En su cuenta de Instagram, Hernández Farías mostraba fotos donde disfrutaba su nueva vida en Perú. El pasado 24 de diciembre, la venezolana posteó un video bailando. «Me tocó estar sola y bailando cumbia peruana», escribió.

En la red social también se observó a la venezolana disfrutando de la comida peruana: platos de ceviche, tiradito, causa de cangrejo, pulpo, camote, tamales y saltado de hígado, así como la clásica y tradicional torta tres leches o keke de tres leches, figuran también entre sus fotos destacadas.

En la cuenta en Instagram se puede observar que la familia de Hernández Farías es del estado Guárico, donde aparecen en una serie de fotos preparando la tradicional hallaca en Navidad. «Familia presente 🥺 Guárico ❤», también escribió Hernández Farías el 24 de diciembre.

Amante del mar, la venezolana solía subir fotografías de su paso por el balneario Real Club de Lima o las playas de Santa Rosa de Quives, al norte de Lima, reseñó elpitazo.net.




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