Se acerca el 2019, año de pronóstico reservado, como dirían los médicos o más que incontrolable, de terrible recesión e inflación, como suelen argumentar los economistas; de anomia total como lo expresan los sociólogos, o de turbulenta inestabilidad, como también podrían presagiar los políticos.

“Annus Horribilis” fue una expresión usada como una variación o juego de palabras de Annus mirabilis, que uso la reina Elizabeth II para referirse a lo malo que fue para ella 1992. Se utiliza el término para denotar un año que ha sido muy malo en algún aspecto….

Muchos quisiéramos olvidar lo que ha sido ese inclemente 2018 para nuestro país, en lo político, en lo económico, en lo social, incluso en lo moral; sin embargo, es momento de evaluar, así sea someramente, lo que nos brindó el año que ya casi nos abandona.
Violencia, inseguridad, desazón, miedo, estrés, desesperación, tristeza, congoja, ingobernabilidad, corrupción, desempleo, crisis, son palabras que se han repetido a lo largo de los últimos doce meses y cuyo espantoso significado al parecer se reafirmará, en toda su crudeza, durante el entrante y temible 2019.

Los expertos en economía lo dicen: el año que viene va a ser tan crítico que cualquier otro momento histórico de la humanidad parecerá un jardín de las delicias.

O sea, ¿estará el país no sólo más mal que cuando el crack de 1929? ¿Entraremos en una etapa más horrenda que las que se vivieron en la oscura Edad Media o durante las dos guerras mundiales del siglo pasado?

¿Será así o las redes sociales se han encargado de exagerar la situación y han creado una enorme paranoia con la nueva versión, corregida y aumentada, de “ahí viene el lobo”? Muy pronto lo sabremos.

¿Hay algún espacio para el optimismo? No lo sabemos de cierto, pero más vale que lo busquemos….

Frente a la catarata de desgracias que se nos vino encima recientemente, para culminar con un espantoso 2018, todo parece indicar que 2019 puede acabar siendo al Annus Horribilis del régimen.

Esta tempestad de desgracias, que nos cayó como un castigo bíblico en razón de las conductas del régimen y sus secuaces, ha demostrado que los venezolanos tenemos un ánimo bastante más optimista, resistente y alegre que el común de los pueblos, pero también hizo evidente una vez más, que tenemos un sistema que francamente es una vergüenza para propios y extraños, y por eso en el mundo entero nos quieren tratar como si fuéramos los hijos de la peste y los creadores de todos los males, cuando lo único que hemos hecho es aguantar los disparates, tropelías y ruindades de un perverso régimen que ha adueñado de nuestras vidas.

De lo que si estamos seguros es que en este Annus Horribilis la gran víctima es el aguantador, excesivamente estoico y festivo pueblo de Venezuela….




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