(Foto referencial)

De tres tiros en el tórax asesinaron a Ossman Johan García Yépez (25), estudiante de Comunicación Social en la Universidad Santa María, por resistirse a entregarles su celular a dos delincuentes que lo asaltaron en la calle El Rosario, de Las Minas de Baruta, el lunes a las 5:30 de la tarde.

García salió de su casa, se dirigía al gimnasio, y estaba conversando con su padrastro a través de su teléfono Microsoft, cuando lo abordaron los hampones, pero forcejeó para no entregar el equipo, y le dispararon.

El estudiante universitario murió irremediablemente en el lugar, aferrado a su teléfono que le quedó metido debajo de una axila.

García llevaba adelantada la mitad de la carrera, estudiaba en las mañanas y en las tardes se desempeñaba como gerente de la tienda Sara en el centro comercial El Tolón, de Las

Mercedes. Pertenecía a la resistencia y asistió a las marchas y protestas opositoras que dejaron saldos lamentables este año.

Era el menor de dos hermanos, soltero, vivía con su madre y su padrastro, y no dejó hijos.
Su prima Génesis Mendoza acudió a la morgue en compañía del padrastro de García, para retirar el cuerpo y dijo que es la primera vez que la familia pierde a un miembro por culpa de la delincuencia.

UN DESERTOR
En el sector Guereguere, de Santa Lucía, municipio Paz Castillo del estado Miranda, mataron de 14 tiros a Luis Alfredo Vásquez Martínez, conscripto, de 19 años, que se encontraba en situación de desertor porque tenía tres meses sin presentarse al Fuerte Guaicaipuro, de Charallave, donde prestaba el servicio militar.

Su madre Patricia Martínez contó que desde que le nació un sobrino el soldado estaba tan emocionado con la criatura que dejó de presentarse en el cuartel.

El viernes en la noche fue a una fiesta, y al amanecer del sábado, regresando a su casa, lo tirotearon. El hecho ocurrió entre 9 y 10 de la mañana, a la madre le avisaron y ella lo buscó por todo el pueblo, hasta hallarlo a las 2 de la tarde.

Estaba solo, tendido en el suelo, aún con vida, y le dijo “no llores mamá”. El muchacho le contó que quienes le dispararon no lo remataron porque se hizo el muerto.

Ella lo trasladó en un jeep al CDI de Santa Lucía y de allí lo refirieron al Hospital del Llanito, donde lo operaron y murió el domingo a las 4:30 de la tarde.

Me dijeron que salió bien de la operación, pero cuando lo iban a llevar a piso, no despertó, reveló.




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