Antony Blinken, un intervencionista en un EE.UU. que ya no quiere serlo
/ Foto: Cortesía (Voz de América, EE.UU.)

El nuevo secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, un diplomático francófono afín a las alianzas transatlánticas trastocadas por Donald Trump, es cercano a Joe Biden a pesar de su tendencia claramente más intervencionista no siempre compartida por el mandatario ni la opinión pública.

Encargado por el presidente demócrata de «regresar» a Estados Unidos al frente de la escena internacional tras cuatro años de unilateralismo y desvinculación, «Tony» Blinken, de 58 años, insiste en que «el liderazgo estadounidense aún cuenta».

«Cuando no estamos en la primera línea», entonces «otro país intenta ocupar nuestro lugar, pero probablemente no de una manera que promueva nuestros intereses o valores. O tampoco lo hace, y es un caos», explicó a la senadores que confirmaron su nombramiento el martes.

También prometió «revitalizar» las alianzas de Washington para «contrarrestar» a sus principales adversarios.

La ruptura con la era Trump es visible incluso en el estilo de este hombre cortés y elegante de cabellera cana, en las antípodas de su antecesor Mike Pompeo, siempre pronto a encenderse cuando una pregunta lo desagradaba.

«Difícilmente se podría ser más afable, humilde y discreto que él», dijo su amigo de la infancia Robert Malley, presidente de la organización de prevención de conflictos International Crisis Group.

«Nadie recuerda haberlo visto nunca perder los estribos o tener un ataque de ira», dijo.

Esta personalidad conciliadora le valió un apoyo de 78-22 en la votación en el Senado, una mayoría mucho más cómoda que la del «halcón» Pompeo, confirmado con 57 votos favorables.

«Buen comienzo»

Pese al deseo de pasar página, el nuevo jefe de la diplomacia estadounidense también causó buena impresión entre los republicanos cuando consideró que Trump había «tenido razón al adoptar una postura más fuerte contra China».

«Es un buen comienzo», dijo el senador Lindsey Graham, leal partidario del expresidente.

Pero es probable que surjan desacuerdos rápidamente cuando se trate de volver al acuerdo nuclear con Irán.

A diferencia de sus predecesores recientes más ilustres, Blinken no es un peso pesado político.

Pocas veces un secretario de Estado ha estado tan cerca del presidente de la primera potencia mundial: asesoró a Biden en el Senado y luego cuando fue vicepresidente de Barack Obama, antes de convertirse él mismo en subsecretario de Estado de 2015 a 2017.

Pero no siempre los dos han estado en sintonía.

Biden, después de haber votado a favor de la guerra de Irak en 2003, dio un giro menos intervencionista, en línea con la idea de un Estados Unidos cansado de «guerras eternas».

Blinken, marcado por la impotencia de Estados Unidos durante el genocidio de 1994 en Ruanda, continuó hablando a favor de las intervenciones militares en nombre de los derechos humanos bajo la administración Obama.

A veces con éxito, como cuando abogó por enviar refuerzos a Afganistán a pesar de la oposición de Biden.

A veces no, como en Siria, donde Obama había optado por una participación limitada. «No hemos podido evitar una horrible tragedia humana», se lamentó en mayo en CBS. «Es algo que nunca olvidaré».

Diplomático-guitarrista

Su apego a los derechos humanos se debe en gran parte a su padrastro, Samuel Pisar, uno de los supervivientes más jóvenes del Holcausto, quien logró escapar de los campos de concentración.

Durante su audiencia en el Senado, Blinken contó cómo, frente a un tanque estadounidense que se acercaba a su escondite, el niño, de rodillas, había «pronunciado las únicas palabras en inglés que su madre le había enseñado: «God bless America» (Dios bendiga a Estados Unidos).

Pisar, un abogado estadounidense nacido en Polonia, vivió en París, donde Blinken asistió a la prestigiosa escuela Jeannine Manuel.

Su padre biológico es un importante banquero de inversiones y su madre, Judith Pisar, dirigió mucho tiempo el American Center en París, una institución cultural y artística.

Durante sus años parisinos, Blinken vio el surgimiento de su fibra musical. Su pasión por el rock lo siguió hasta Washington donde, luego de estudiar en la Universidad de Harvard, era guitarrista en un grupo que tocaba clásicos de los Beatles, y más recientemente aprovechó el confinamiento de la pandemia para componer sus propias canciones.

Antes de su nominación, unas 50 personas en promedio escuchaban mensualmente en la plataforma Spotify las dos canciones de «ABlinken» -su nombre artístico-, baladas de rock marcadas por su su voz de tenor. En los últimos dos meses, ese número se multiplicó por 50.

© Agence France-Presse




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