Compañero de sueños desde la primera conciencia en el despertar de la infancia.
Hoy quiero pedirte por Venezuela, este hermoso país en el que vivo y en el que quiero seguir viviendo, más allá de la propia conciencia.
Vuelvo a invitarte, como siempre, a impregnar del gozo de tu amor a los hombres y mujeres que la quieren, por duras que sean las dudas e incierto el horizonte.
Quisiera que en la Noche Buena albergues en tu sencillo pesebre a cada niño de mi tierra. Al que tiene a sus padres a su lado y a todos los huérfanos de cariño y orfandad.
Permítenos ser luz en la oscuridad, ser agua fresca en la sequía, ser refugio en la tormenta.
Que nuestra fe no se quebrante nunca y nos permita acrecentar el convencimiento de que el cambio, para bien, esta cerca, mucho más cerca de lo que la humana percepción puede visualizar.
Te pido que enciendas de nuevo la llama de la esperanza en los espíritus de los inocentes maltratados por los poderosos. Que despiertes las almas de los no creyentes y de los que perdieron la alegría de vivir.
Une a Venezuela en torno a tu mensaje de amor y fraternidad. Une al mundo, hoy perdido en fanatismos, odio y violencia.
Impulsa a los venezolanos de mi generación a cumplir con madurez su papel en el libro de nuestra historia. Permítenos encender con el fuego de tu hoguera este invierno frío para el que ya no espera primaveras.
Por ello te pido que bendigas nuestros sueños, que son la profunda y sublime inspiración que nos mueve a actuar, incluso más allá de lo que podemos.
Alimenta cada espíritu con tu bocanada fresca cuando el aliento se pierda, incluso cuando se sienta que la vida se va.
Cuida a los espíritus llenos de ganas que superan el embate de la desesperanza de muchos y se empinan sobre las dificultades viendo el porvenir.
Ayúdanos a reeditar el sueño de nuestra infancia, de nuestros primeros pasos, ese que sembraron padres y abuelos, maestros y profesores, el que une a los hombres y mujeres de buen ser y proceder.
Esta noche cantaré villancicos con mis hijos y elevaremos nuestra mirada al cielo para ver la estrella que alumbró a tus padres y condujo a los reyes hasta el humilde establo donde naciste.
Esta vez para que nos lleves por caminos nuevos de fecundos pasos hasta el nuevo amanecer de Venezuela.
