La Iglesia ha sido clara y contundente con su posición política actual durante el Gobierno de Nicolás Maduro. Luego del revuelo suscitado por las sentencias 155 y 156 que llevaron al Tribunal Supremo de Justicia a suprimirlas, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) ha dado fuertes declaraciones en las que plantearon la desobediencia civil y protestas pacíficas como métodos de expresión.
Ellos también consideran la arbitrariedad de las sentencias como un un golpe de Estado, que viola y quebranta el hilo constitucional que desde hace unos años se había debilitado en el país, por una serie de acciones mal vistas por la oposición venezolana y la comunidad internacional. Los obispos se tomaron la tarea de distribuir el comunicado con sus opiniones en la que aparece el nombre del arzobispo de Cumaná, Diego Padrón en conjunto con la directiva compuesta por: José Luis Azuaje Ayala, Mario Moronta, Víctor Hugo Basabe, y los cardenales Jorge Urosa Savino y Baltazar Porras.
Los obispos señalaron las decisiones como un acto moralmente reprobable que excede los límites del poder de un presidente y distorsiona la percepción de este en todo el país, puesto que pareciera que en Venezuela todo gira alrededor de la política, mientras no se dan soluciones reales a problemáticas latentes como la inseguridad, el hambre y la escasez general de productos.
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