Peatones con mascarilla cruzan un paso de cebra en Pekín. (Foto EFE)

La contaminación que cubre desde el pasado fin de semana el norte y el centro de China obligó a cerrar durante unas horas el aeropuerto de Tianjin, así como las autopistas de esa ciudad.

Pekín, Tianjin y una veintena de ciudades se encuentran en alerta roja -la máxima posible- por la elevada polución atmosférica hasta el próximo miércoles, lo que se ha traducido en la clausura de miles de fábricas y obras, restricciones al tráfico y la suspensión de clases en las escuelas primarias.

Tianjin es de momento la ciudad más afectada por la mezcla de niebla y contaminación, que llevó a los responsables del aeropuerto a cancelar sus actividades entre las 8:30 pm del domingo y las 10:00 am del lunes, con la suspensión de 131 vuelos y el retraso de otros 75.

Pekín y otras ciudades del norte de China soportan este martes uno de los días con mayor contaminación del año con las ya omnipresentes mascarillas, muchas escuelas y empresas cerradas y, según las agencias de viajes, un número cada vez mayor de personas que decide marcharse al sur de vacaciones para «huir» del esmog.

De acuerdo con Greenpeace, 460 millones de personas en el norte del país viven estos días la peor oleada de polución de 2016, con 23 ciudades en alerta roja por esmog, lo que ha llevado a la organización medioambiental a pedir que el país adopte limitaciones más estrictas en el consumo de carbón.

Hay que acelerar la reestructuración de la economía para alejarla de los sectores más contaminantes, urgió en un comunicado el responsable de clima y energía de la organización, Dong Liansai.

La capital china se encuentra en su cuarto día consecutivo de alerta roja por polución, la máxima, por lo que los centros educativos permanecen cerrados, y 181 vuelos del aeropuerto internacional fueron cancelados por la baja visibilidad, informó la televisión oficial CCTV.

Hoy los niveles de partículas contaminantes en el aire de Pekín multiplican por 40 los límites considerados peligrosos por la Organización Mundial de la Salud

Hoy los niveles de partículas contaminantes en el aire de Pekín multiplican por 40 los límites considerados peligrosos por la Organización Mundial de la Salud, y otras ciudades de la zona, como Shijiazhuang, capital de la vecina provincia de Hebei, doblan las cifras de la capital.

Algunas empresas permiten a sus empleados trabajar desde casa, las industrias más contaminantes también han cerrado sus puertas y durante la alerta roja, que durará hasta la medianoche de este miércoles la mitad de los vehículos no puede circular, en función de su matrícula, par o impar.

Los pequineses están acostumbrados a que el invierno, sobre todo por el uso de calefacción alimentada por carbón, sea la peor época del año en lo que a calidad de aire se refiere, aunque en los últimos tiempos, desde que en 2015 comenzaron las alertas rojas preventivas, el miedo al esmog ha aumentado.

«Si no salgo de casa no me afecta mucho, así que intento no estar mucho tiempo fuera», cuenta a Efe Hu, una mujer de mediana edad dedicada al comercio electrónico: «En la calle llevo mascarilla y en casa (tengo) purificador de aire», añade, y confiesa que se plantea viajar lejos de la nube de contaminación.

No es un caso aislado: las agencias de viaje aseguran que a causa de la alerta roja y la polución ha aumentado el número de personas del norte del país que deciden viajar al sur, menos contaminado, para así escapar aunque sea por unos días de estos problemas medioambientales.

Ctrip, una de los más populares páginas de internet de venta de billetes de avión, avanzó que espera que este mes más de 150.000 viajeros viajen en diciembre al extranjero por culpa de la contaminación.

La agencia de viajes UTour International Service calcula un crecimiento de entre el 10 y el 15 por ciento en el número de viajeros en diciembre con respecto al mismo mes del año pasado, y también lo atribuye al incremento de la contaminación.

La isla tropical china de Hainan, la ciudad costera de Xiamen (próxima a Taiwán) o el bucólico pueblo de Lijiang, destinos todos ellos en la mitad meridional del país, son los principales «refugios» domésticos de estos turistas, según Ctrip.

El fenómeno es novedoso en un país donde los chinos no tienen vacaciones navideñas y, sin embargo, sí suelen disponer de días de asueto en enero o en febrero, por el Año Nuevo Chino, así que lo normal es que por estas fechas reserven días libres para esos festivos.

Por otra parte, el problema de la polución ha llevado hoy a un grupo de abogados a lanzar casos judiciales contra los gobiernos locales de Pekín, la vecina Tianjin y la provincia de Hebei por no combatir de forma eficaz la polución, informó el diario oficial Global Times.




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