Las obras de Julio Verne son consideradas del género de aventura fantástica, dirigida a un mercado infantil y juvenil, entre sus obras destacan 20.000 leguas de viaje submarino, Viaje al Centro de la Tierra y quizás su más fascinante creación “De la Tierra a la Luna” en francés “De la Terre à la Lune Trajet direct en 97 heures”, esta novela es una sátira al estereotipo estadounidense y de hecho localiza la obra en el tiempo histórico posterior a la guerra de secesión, en este contexto un grupo de astronautas decimonónicos deciden ser lanzados por un inmenso cañón llamado Columbiad.

El lanzamiento es realizado desde las montañas rocosas, para aprovechar la altura de las mismas y los astronautas decimonónicos deciden penetrar una bala de cañón para llegar al satélite artificial o al menos aproximarse a su órbita, estos aventureros logran ficticiamente aproximarse al lugar de los verdaderos lanzamientos en Cabo Cañaveral, pero esto no es más que una serendipia o coincidencia afortunada entre la ficción y la realidad, la idea de llegar a la luna se denomina en el historicismo como la carrera espacial y se concretó en la década de los sesenta, resultando ganador de esta carrera enmarcada en el interior de la guerra fría los Estados Unidos.

Países como China y recientemente India, han desarrollado sólidos movimientos espaciales en la búsqueda de indicios en lo que es aún la cara oscura de la luna, pero que un país como Venezuela proponga la conquista lunar, es una burla a la emergencia humanitaria compleja que el propio régimen a propiciado, de allí el calificativo de complejo, es tan ruinosa la situación de la economía nacional que presentar datos como la inflación más alta del planeta, la caída más elevada del Producto Interior Bruto ( PIB), en más del 75% dan cuenta de nuestro drama que es derivable al plano social, una diáspora de más de 7 millones de venezolanos, la reducción de la esperanza de vida en cinco años, la destrucción del subsistema de educación y el colapso universitario, todo ello ofrece los resultados de una catástrofe provocada por el régimen actual, aquí no hay responsabilidades compartidas existe un único responsable y ese responsable es Nicolás Maduro Moros, quien viene a burlarse de los venezolanos al decirnos que conquistaremos la luna, supongo que tal argumento habrá salido del extraño deseo que todos los tiranos sienten por la luna, cuentan que Calígula se enamoró de la luna y se desposó con Diana, la Artemis griega representación de la luna, de esa manía obsesiva hacia el satélite natural de la tierra, viene la frase lunático, es un disparate cruel argüir semejante estulticia en un país sin acceso al bienestar, para ello desarrollaré esta columna dando pruebas de la situación de la infraestructura eléctrica nacional y del diario padecer del venezolano común.

80% del parque termoeléctrico venezolano se encuentra fuera de servicio:

El pasado miércoles 13 de septiembre diez estados reportaron fluctuaciones eléctricas y apagones generales, Caracas la joya de la corona, en materia eléctrica entró en caos y el Metro de Caracas, no logró operar, me imagino que el presidente obrero quien viene de trabajar en esa empresa está al menos enterado de que el metro funciona con electricidad, de lo 36 mil megavatios que requiere el país sólo funcionan 12 mi megavatios, frente a una demanda disminuida de 15 mil megavatios, de regresar todos los venezolanos el país quedaría a oscuras, la energía que se produce proviene de la hidroeléctrica, la cual se genera en un 80% en Guayana y se transmite por los sistemas de alta tensión, ante cualquier falla en este sistema el país queda técnicamente a oscuras, las imágenes de transformadores envueltos en llamas cual teas ardientes son comunes, pero ahora extendidas con el horror generado por las victimas mortales que estos accidentes generan, transeúntes quienes son literalmente abrazados por litros de aceite hirviendo y quedan cual pompeyanos humeantes en el medio de la calle, bajo la mirada indolente de una sociedad antropológicamente dañada, por la anestesia de la subsistencia, reponer un transformador, un conductor, disponer de un interruptor público, es una tarea titánica en la Venezuela de Maduro, solo en dos municipios de Carabobo, tercer Estado de importancia ( Los Guayos y San Diego), existen 14 transformadores quemados, los cuales han de ser solicitados a Caracas, a través de un odioso mecanismo de la racionalidad positivista, denominada Ven APP.

¿Cómo llegar a la luna entonces? Basta de bromas desde la butaca del poder, en estos momentos que se viven de una onda de calor, el régimen es incapaz de producir la electricidad que requiere una demanda disminuida en 15 mil megavatios, tal destrucción obedece a la corrupción imperante en el país, el régimen del Teniente Coronel Hugo Chávez, recibió la astronómica suma de 25 mil millones de dólares para la adquisición de plantas termoeléctricas y vivimos este infierno en la prestación del servicio eléctrico, que imposibilita el acceso al agua, es decir cada vez tenemos menos bienestar y somos menos humanos.

Venezuela es ese cadáver humeante envuelto en las llamas de los transformadores que explotan a diario y cuya reposición depende de Caracas y de la discrecionalidad de una Corporación Nacional de energía eléctrica, que improvisa y busca enemigos externos, frente a su elemental ineptitud, lo de la conquista de la luna es otra burla más, en la luna se encuentran los jerarcas de este régimen, en la luna subyacen los sueños de Maduro de ingresar a los BRICS+, pues desde luego cumple con todos los requisitos de la violencia política y el desprecio a la democracia, pero adolece de credibilidad y sostenibilidad financiera, somos el país más inestable en materia de gobernanza económica del planeta y parece que nos gobierna un personaje de la obra de Norman Manea “Payasos el dictador y el artista”, de este autor surgirán las preguntas que nos hacemos todos los venezolanos ¿Cuánto puede soportar el hombre?, ¿a que transformaciones está dispuesto u obligado bajo el peso del terror?

Maduro cual payaso de Fellini, apela a los dotes histriónicos de todo tirano, para hacer estable y nimia la existencia de esta crisis que insisto es su responsabilidad individual, se mofa de nuestra angustia, mientras el desarrollo de esta catástrofe se mide en vidas, en terror, en caravanas de los sin destino para ser devorados por el tapón del Darién.

¡Váyase a la luna Maduro!, allí lo esperan los selenitas en los que usted debe creer, gobierne en la herrumbre y estoy seguro que también allá generaría usted un desastre épico, estoy seguro que usted no ha leído a Julio Verne, esos libros se leían en lo recesos escolares, para apuntar a la creatividad y a la abstracción de las ciencias y las humanidades, que eran enseñadas en el país que usted destruyó, pero para la escasa capa intelectual del país sus burlas están de más, sabrán y solo ratifican su estruendoso fracaso, mismo que lo ha hecho repudiable para ingresar a los BRICS+, en donde no brilla la democracia y la libertad, pero al menos son eficientemente malos, usted y su régimen son una oda a la negligencia, a la vacuidad del espíritu y a la pobreza de la gnosis, siga inmerso en sus onirismos que nosotros quienes nos somos lotófagos estamos claros de cual es el grado de su responsabilidad en esta catástrofe natural, la historia lo juzgará y bajo ese juicio no hay dilación ni retardo valido.




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