La policía brasileña anunció que detuvo este domingo al líder de una facción criminal en Goias (centro), considerado el responsable de los tres motines que se desataron al iniciar este 2018 en una cárcel de ese estado y que dejaron nueve muertos.
Stephan de Souza Vieira, de 34 años y conocido como "BH", fue detenido en un apartamento de lujo en la ciudad de Cabo Frío, en la costa de Rio de Janeiro, donde presuntamente residía desde que se fugó de prisión, dijo la Policía Civil de Rio en un comunicado.
Vieira escapó en noviembre pasado del Complejo Aparecida de Goiania, donde cumplía pena desde 2014, y es "señalado por las autoridades locales como el principal responsable de las rebeliones que están ocurriendo en esa cárcel", señaló la policía.
En menos de cinco días, esa prisión registró tres motines: el primero, el 1 de enero, cuando un enfrentamiento entre presos en la zona de régimen semiabierto acabó con 9 muertos -todos calcinados y dos de ellos decapitados-, 14 heridos y un centenar de fugados; el segundo la noche del jueves, que fue rápidamente controlado; y el tercero, muy similar, en la madrugada del viernes.
El detenido es acusado de decenas de homicidios en Goias al ser "el líder" de una facción criminal que actúa en el estado -según la prensa, el Comando Vermelho (CV) de Río- en el marco de una "disputa territorial" con otras organizaciones ilegales.
Brasil suma la tercera mayor población carcelaria del mundo, con 726.712 presos, una cifra que casi duplica la capacidad penitenciaria del país, según los últimos datos oficiales de junio de 2016.
La guerra entre grupos rivales en los presidios ha dejado más de 100 fallecidos desde el 1 de enero de 2017, año que también arrancó con una masacre en un complejo penitenciario, esa vez en la amazónica ciudad de Manaos, con saldo de 56 muertos.
La superpoblación en los penales brasileños, muchas veces insalubres, es vista por los expertos como el caldo de cultivo ideal para el dominio de las bandas, que tienen en los presidios sus centros de operaciones.
Las dos principales organizaciones que se disputan el control del tráfico de drogas en el gigante latinoamericano son el Primeiro Comando da Capital de Sao Paulo (PCC) y el Comando Vermelho.