En el Complejo Deportivo y Cultural Don Bosco del municipio Naguanagua, los diferentes deportes no se detienen a pesar de la pandemia. Jóvenes de todas las edades se mantienen practicando distintas disciplinas con el sueño de trascender y ser profesionales.
Divididos por canchas, los ‘chamos’ se encuentran entrenando en sus respectivos deportes. Por un lado, el baloncesto, con un recinto lleno de jugadores juveniles que forman parte de la escuela Jaime Mijares. Tras estar desde marzo de 2020 sin poder entrenar por la COVID-19, fue apenas en enero de 2021 cuando pudieron volver a las canchas.
Dominic Sulbarán, miembro del equipo, reconoció que esos meses en los que el complejo estuvo cerrado fueron complicados, ya que no podían entrenar y seguir sus rutinas para mantenerse en forma.
Sin embargo, destacó que tuvo que buscar alternativas. Cerca de su hogar, se mantuvo practicando en una cancha pública para no dejar a un lado a su deporte favorito.
Un retorno con nueva normalidad
A pesar del regreso de estos jóvenes deportistas al complejo, la pandemia lo cambió todo. Las medidas sanitarias y el riesgo de contagios les demuestran que están ante una nueva normalidad.
Sulbarán detalló que el entrenador les solicita portar la mascarilla antes y después de los entrenamientos, así como desinfectarse las manos para evitar, en la medida de lo posible, la propagación del virus.
En el retorno al recinto, los jugadores de baloncesto pudieron contar con unas instalaciones en mejor estado. El joven de 15 años aseguró que la cancha «no estaba en condiciones de jugar» en los últimos meses, con los tableros y el aro en mal estado. Algo en lo que, tras su regreso al lugar, vieron una notable mejoría.
En cuanto a su pasión por el deporte de las alturas, Sulbarán expresó que su equipo favorito no es otro que el «suyo», el Jaime Mijares.
Juega en la posición de base y, sobre su futuro en esta disciplina, tiene los objetivos claros. «Mi sueño es ser un basquetbolista profesional y llegar a jugar en la Superliga» de Venezuela.
«El objetivo es instaurar la disciplina»
El entrenador de estos soñadores es Gabriel González, quien dejó claro cuál es la meta de la escuela. «El objetivo es instaurar en los muchachos disciplina, la cual les va a servir en su crecimiento tanto a nivel personal como deportivo. Al mismo tiempo, tenemos la visión de ganar y prepararnos para obtener campeonatos, pero lo más importante es hacerlos crecer como personas».
El ‘coach’ dio detalles sobre cómo ha sido el regreso al complejo. «En enero y febrero sólo entrenamos en la semana flexible. Durante marzo, aparentemente la alcaldía nos permitirá usar las instalaciones durante todas las semanas».
A día de hoy, esta escuela disputa competiciones sólo hasta la categoría Sub-14, por lo que el entrenador mostró su deseo de que próximamente inicie el torneo para las categorías Sub-16 y Sub-17.
En cuanto a los requisitos para ingresar a esta academia, González indicó que aceptan a cualquier joven que tenga disciplina, buena conducta y el deseo de practicar este deporte.
«Quiero ser como Messi»
A unos pocos metros de la práctica de baloncesto, un partido de fútbol campo se disputaba en la categoría «compota». En los alrededores, el apoyo de los representantes y los gritos de «vamos hijo» se hacían presentes.
Tras el pitazo final de un partido que terminó jugándose bajo la lluvia, Diego Álvarez habló de su sueño con una gran sonrisa: «Quiero ser como Messi».
El pequeño futbolista recalcó que le encanta jugar y su ídolo es el argentino del FC Barcelona, de quien le gustaría copiar la gran cantidad de goles que marca.
Al tiempo que se disputaba el partido de fútbol, comenzaba el entrenamiento de voleibol. Cliver Bolívar, uno de los dos preparadores del «Club Voleibol Don Bosco», explicó cuál es su papel en la formación de los «chamos».
«Mi idea es incentivar la disciplina en los jóvenes deportistas para formar grandes atletas. Queremos crear conciencia, educación, constancia y respeto en nuestros alumnos».
Deterioro de la cancha de voleibol
Bolívar, por último, se refirió al estado de la cancha dedicada a practicar voleibol, la cual, a diferencia de la de baloncesto, no se encuentra en óptimas condiciones. «En enero, la alcaldía pintó la cancha de básquetbol y nos aseguraron que, en las semanas radicales, vendrían a hacer lo mismo con esta. Sin embargo, hasta ahora no han venido».
Otro problema es la poca iluminación, la cual les limita a la hora de realizar los entrenamientos. «Sólo funcionan dos faros y cuando son las 6 de la tarde ya no podemos practicar. La categoría libre entrenaba de noche, pero ante las carencias en la iluminación, tuvimos que acoplarnos a un nuevo horario».
