El gas natural se presenta como la alternativa más económica, sostenible e inmediata para sustituir al diesel en los medios de transporte urbanos, automóviles y vehículos pesados, ante la disyuntiva que plantea la necesidad de crear fuentes de energía alternativas en la industria.

Representantes de algunas ciudades europeas, como París y Pamplona, empresas de transporte y distribuidores gasísticos, coincidieron en la importancia del gas natural en la automoción como una «solución real y actual» y no una promesa de una tecnología futura.
«El gas reduce las emisiones de CO2 y, si consideramos el gas renovable, el balance de emisiones es prácticamente neutro, además produce una reducción importantísima en las partículas y mejora la calidad del aire. Y también es económicamente competitivo», afirmó en declaraciones a Efe el responsable de gran consumo e infraestructuras de Nedgia, Ignacio Cabané.
Nedgia es la compañía distribuidora de gas del grupo Gas Natural Fenosa que representa la cara española de la coalición Gas Distributors 4 Sustainability (GD4S), compuesta por los cinco principales distribuidores gasísticos europeos (Italgas, GRDF, Distrigaz Sud Retele y Galp Gás Natural Distribuição, además de Nedgia).
Los consejeros delegados de estas cinco empresas se reunirán mañana con la comisaria Europea de Transporte, Violeta Vulc, para mostrarle los beneficios de los vehículos a gas y la necesidad de que tengan «más voz» en el sector.
Además de su reducida emisión de CO2, destaca el ahorro en el combustible debido al bajo coste por kilómetro y del precio de adquisición de estos vehículos, muy similar a un vehículo convencional, según explicó el director de movilidad sostenible de Seat, Antonio Calvo Domingo.
En 2017, Seat inició una ofensiva en España para dar a conocer este tipo de coches con la que consiguió multiplicar por tres sus ventas en un solo un año, hasta alcanzar las mil unidades, una cifra que ya han logrado en los tres primeros meses de 2018.
También el biogás fue incluido como solución actual en el transporte, aunque su implantación requiere una mayor inversión en infraestructuras.
Un ejemplo es el proyecto piloto desarrollado en 2017 por la Mancomunidad Comarca de Pamplona para transformar residuos orgánicos en biogás y posteriormente en biometano para producir combustible y mover las flotas de transporte público y transporte de residuos.




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