De acuerdo con el ente rector con competencia nacional Instituto del Patrimonio Cultural (IPC), mediante acto N° 003/05, de fecha 20 de febrero de 2005, el cual fue publicado en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, N° 38.234, el 22 de julio de 2005, declaró Bien de Interés Cultural a: El Archivo de Francisco de Miranda, o bien Archivos del Generalísimo Francisco de Miranda/Colombeia (2007), El Archivo General de la Nación – Escritos del Libertador Simón Bolívar (1997), y la Colección de fotografías latinoamericanas del siglo XIX (1997), en concordancia con el Índice de inscripción de América Latina y el Caribe, de manera individual de Venezuela (República Bolivariana) ante Registro Regional del Programa Memoria del Mundo del Patrimonio Documental proclamado por la UNESCO, se tiene que:

El Archivo del Generalísimo Francisco de Miranda (1771-1810), ha sido reconocido como una de las fuentes documentales más auténticas de la formación del proceso de emancipación hispanoamericana. Este valor radica en dos particulares características: se trata de un archivo «cerrado», vale decir, que no ha tenido ninguna adición desde que el propio Miranda le diera entidad a sus papeles personales y los organizara en forma sistemática en diversos volúmenes; y en segundo lugar, por el alto grado de intercambio que Miranda mantuvo epistolarmente con los referentes políticos más importantes de su época –especialmente en Gran Bretaña, los Estados Unidos, Francia y Rusia- así como con agentes de la causa independentista oriundos de Cuba, Ecuador, Argentina, Chile. Todo ello les confiere a sus papeles el carácter de verdadero «mapa» en el cual se pueden seguir las principales líneas, intereses y propuestas políticas que circularon entre tan prominentes figuras, tanto en relación a la forma como Europa y Estados Unidos veían el futuro político de Sudamérica, como los proyectos que en común compartió Miranda con sus coterráneos de Hispanoamérica.

Si nos remitimos a la sección de su Archivo referente a sus viajes por Europa y el norte de América, entre 1771-1789, se hace evidente su capacidad de observación y sistematización en el registro de los datos más minuciosos del acontecer que lo rodeaba, y permite apreciar un cúmulo de información con respecto a la vida europea y norteamericana de esa época, entre los cuales destacan asuntos tan relevantes como la alta política, la cultura en su más amplio sentido, el comportamiento de los grupos sociales en los cuales participó, así como datos referentes a la vida económica y comercial de dichas sociedades. Todo ello pone de manifiesto que la difusión de su Archivo tendría, entre otros atributos, el de servir de fuente de gran valor para los investigadores, incluyendo los no hispanoamericanos, que han hecho del estudio de la vida cotidiana una disciplina de la historiografía contemporánea. Estos papeles tienen un carácter histórico doblemente trascendental: primero, por la universalidad de la figura del propio Miranda, quien fue actor y espectador a la vez de muchos acontecimientos notables, entre ellos por haber actuado como testigo de las tres revoluciones más importantes de su tiempo, la Norteamericana, la Francesa y la Hispanoamericana; y segundo, porque son documentos que reflejan de primera mano la azarosa vida de quien fuera un valioso recopilador de las principales tendencias que informan el estudio y comprensión del llamado «Siglo de las Luces».

Los Escritos del Libertador Simón Bolívar (1813-1830), se podría datar el origen del Archivo del Libertador en 1813, cuando Simón Bolívar, aún en sus tiempos de Brigadier, comenzó a copiar y clasificar la correspondencia que recibía, junto a borradores de cartas enviadas. El primer custodio de este inestimable conjunto de testimonios sobre el pasado fue el propio Libertador: Bolívar viajaba con su archivo. Luego de su muerte, edecanes y allegados se dieron a la tarea de continuar la recopilación de los documentos bolivarianos. Entre ellos Daniel Florencio O’Leary y Juan de Francisco Martín serían los más industriosos en la metódica labor, no solo de guardar y conservar los documentos que atesorase el Libertador, sino de conseguir y reunir muchos otros que se encontraban en manos de contemporáneos, inclusive de algunos de sus enemigos. El trabajo iniciado por Bolívar y sus colaboradores ha sido proseguido durante casi dos siglos por el Estado Venezolano y continúa aún hoy en día. El Archivo comprende documentos políticos y militares, cartas personales, juicios, proclamas, decretos, documentos familiares, y otros de diversa índole. Esta documentación es el testimonio directo de la vida y gesta del Libertador y de parte de la historia de las repúblicas que liberó, además de ser un conjunto excepcional de fuentes para el estudio de la historia social y de las ideas del siglo XIX latinoamericano.

La Colección de fotografía latinoamericana y del Caribe en el siglo XIX (1860-1899), conformada por ocho mil títulos, esta colección histórica es la más completa (temática y técnicamente) sobre fotografía de América Latina en el siglo XIX, existente en el continente americano. Están representados una gran variedad de temas, desde la evolución urbana de los grandes centros poblados, los puertos, el paisaje, la vida rural, personajes importantes. Se encuentran representados todos los países de América Latina incluyendo el Caribe. Reúne la mayoría de las técnicas que se emplearon en el siglo XIX, tales como: daguerrotipos, ambrotipos, ferrotipos, platinotipos, impresiones de albúmina, papeles de sal, de bromuro y de gelatina, así como procesos de colodión. La técnica predominante es la albúmina, en sus cuatro formatos: cartas de visita, cartas de gabinete, placas de negativo tamaño intermedio, y el llamado tamaño imperial, a partir de placas de 28 x 35 cm Algunos de los estudios fotográficos representados son: Próspero Rey, Salas & Martínez, de Venezuela; el famoso Eadweard Muybridge, con fotografías realizadas en Guatemala, y el registro de las pampas argentinas realizadas por Benito Panunzi. El tamaño imperial está presente con fotos de Marc Ferrez de Brasil.

¡Preservemos y salvaguardemos El Patrimonio Documental Venezolano declarado por Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) y El Patrimonio Documental de América Latina y el Caribe: El Registro Regional del programa Memoria del Mundo (MoWLAC) proclamado por la Unesco de la UNESCO!




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