Foto EFE

Un 12 de febrero de 1975, hace hoy 45 años, 80 músicos de varias regiones, convocados por José Antonio Abreu, formaron parte del primer ensayo musical que luego se constituiría el mas importante de Venezuela: El Sistema de Orquesta.

Su creador, José Antonio Abreu, cumplirá dos años de fallecido el próximo 24 de marzo de este año. Pero su obra permanece en cada alumno, en cada maestro, en cada directivo; en cada uno de los que conforman esa gran partitura que es el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela.

Fue justamente en la Escuela de Música Juan José Landaeta, donde debutaron el 30 de abril en la Casa Amarilla, sede de la Cancillería, durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Entonces comenzaron las giras, los éxitos, los aplausos, las recepciones multitudinarias en el aeropuerto. El mismo año de su fundación viajaron a México con el pasaporte colectivo 1586.

También ha sido elogiado por prestigiosas figuras de la música y ha sido replicado en más de 70 países de Europa, América, Asia, África y Oceanía.

El director de orquesta inglés Simon Rattle, quien hace dos años se despidió como director de la Orquesta Filarmónica de Berlín, afirmó hace siete años que el Sistema es el modelo educativo más inspirador que ha conocido.

«Si la gente llora a los dos minutos del concierto, no se puede decir más. Se necesitan a hombres extraordinarios para que sucedan cosas así. Si Suráfrica tiene a Nelson Mandela, en Venezuela tienen al maestro José Antonio Abreu», expresó en aquel momento.

Hoy, en el Centro Nacional de Acción Social por la Música, sede principal del sistema de orquestas en Quebrada Honda, los sonidos del violín, el oboe, la flauta, el arpa habitan cada rincón. Viajan por los pasillos y las escaleras con tal naturalidad que por un momento hacen olvidar que se está en Caracas, esa ciudad siempre agitada, siempre caótica. Es otro universo en medio del bulevar Amador Bendayán.

En cada uno de los pisos de la obra diseñada por Tomás Lugo hay pasillos de, al menos, 10 metros de largo donde están los salones de ensayo dispuestos paralelamente. Los estudiantes reservan estos espacios para practicar sus partituras solos o acompañados de compañeros o profesores. Tienen, además, la acústica necesaria para escuchar lo que tocan.

De un lado a otro pasan niños y jóvenes con algún instrumento encima. En el área de práctica de percusión, construida especialmente para sonidos demasiado vibrantes, dos estudiantes se divierten con sus tambores. Se ríen y a la vez ensayan muy concentrados. En esos pasillos de paredes grises distribuidos como laberintos se encuentran muchas historias contadas entre la música, las anécdotas y la pasión.

Claudio Abbado, el reconocido director italiano fallecido hace seis años, fue otro de los enamorados del proyecto venezolano. «En 2005 cuando vine a Caracas con motivo de los conciertos de la Orquesta Juvenil Gustav Mahler, tuve la fortuna de ver a Gustavo Dudamel dirigir la Sinfónica Infantil y Juvenil. Simplemente quedé entusiasmado con la idea de esta organización. Inmediatamente me dije: estoy ante algo inusual; esto no lo he visto en ninguna parte del mundo», aseguró el músico en una de sus últimas visitas al país en 2010.

Leer más: El Nacional

 




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.