La vacuna contra el Covid19 sigue siendo un tema ineludible. El Tema. Las noticias vienen cargadas todos los días con los números de vacunados en el mundo, los posibles efectos secundarios, las estrategias de vacunación –ahí donde las hay- por país y por región, los nuevos contagios, los hospitalizados y los fallecimientos. En algunos casos –en las sociedades abiertas y democráticas- los números son fiables, en otros la información hay que verla con lupa y en los lugares más críticos, como sucede con lo que sale de Venezuela, los datos no se creen porque los genera un régimen de naturaleza opaca y embustera.

Sí se cree, porque va en línea con la trayectoria de la dictadura, que las pocas dosis que han llegado al país se repartieron entre los chavistas y sus enchufados. Se cree también, como ya dijo el capo mayor, que se pedirá ese documento ilegal y vergonzoso que es el carnet de la patria para que la gente pueda inyectarse, si alguna vez hay vacunas disponibles. Y está a la vista de todos que el régimen está usando a la población como rehén para ver si le desbloquean unos billetes que, según reza la versión oficial, son necesarios para pagar por las dosis que se necesitan. Mientras, un informe de la DEA norteamericana revela que una cuarta parte de la cocaína que se distribuye en el mundo pasa por Venezuela, a la vez que sobran evidencias de la venta ilegal de oro venezolano y de la desaparición durante el doble decenio chavista de 400 mil millones de dólares que andan por ahí, en las cuentas de la nueva oligarquía, en inversiones en los cinco continentes, en bancos secretos y no tan secretos. Plata hay, solo que no está disponible para evitar enfermedades y salvar vidas.

Según el Ministerio de Comunicación del régimen, ha habido 179 mil contagios (la mitad de los contagios registrados, por ejemplo, en Ecuador, que tiene poco más de la mitad de la población de Venezuela), y 1850 fallecidos (un 1% de los contagiados y diez veces menos que en Ecuador, donde más de 17 mil personas, un 5% de los contagiados, han fallecido). O sea, que en un país normal de América Latina como es Ecuador se ha contagiado de Covid19 el 2% de la población, mientras que en Venezuela, con un desmadre generalizado, crisis de salud, de gobernabilidad y de respeto a las leyes, apenas el 0,6% de los habitantes tiene o ha tenido la enfermedad. Las cifras del chavismo son de burla, por decir lo menos, y tratan –sin conseguirlo- de esconder una realidad que es muy grave. Una realidad que se destapa cada vez que uno habla con familiares o amigos y se entera de la cantidad de casos que brotan todos los días y que van aumentando su frecuencia, en progresión geométrica. Siguiendo sus conocidos usos y costumbres, la reacción de los rojos es la de siempre: echarle tierrita a la crisis, mantener a la gente secuestrada y utilizar su poder para que no haya acceso al único remedio definitivo contra la pandemia, a menos que haya algún “incentivo” de por medio.

In Memoriam. La descripción de la tragedia venezolana podría seguir hasta el cansancio, pero quiero ponerla a un lado y terminar este artículo con unas palabras de homenaje a un muy querido amigo que falleció el pasado martes en Caracas, luego de 3 semanas de batalla con el Covid. Un hombre de bien, luminoso, solidario, con un optimismo sincero y contagioso. Juan Antonio Román era uno de los buenos, de los míos, de los que hacen que este mundo sea mejor, con una hermosa familia y una vida de trabajo honesto. Nos dejó sin que hayamos terminado de creerlo, porque la gente como él debería quedarse con nosotros para siempre. Vaya mi sentimiento de profundo respeto y afecto para Juan Antonio, y mis muy sentidas condolencias a Gloria, Juan Andrés, Mirna y Libia.




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