Durante su vida, la pareja Reyes escribió la historia de las escuelas Fe y Alegría.

“La fe es una búsqueda continua de Dios que sólo termina con la muerte. Yo, desde entonces, me siento muy feliz. Yo creo que cuando el hombre se da, es mucho más que dar millones, cosas materiales”, esa expresión propia de Abraham Reyes quedó en la posteridad como una extensión vital de su voluntad en cada una de las escuelas de Fe y Alegría, fundadas por él.

Reyes, nacido a finales de la segunda década del siglo XX en el estado Falcón, fue un hombre de profunda fe y entrega al servicio de los demás junto a quien fuera su compañera de vida, Patricia García, una barloventeña con la que compartió la crianza de 13 hijos naturales y otros seis adoptados como propios. reseña este sábado 2 de julio Últimas Noticias.

De la niñez y primera juventud de Abraham y Patricia se conoce poco. La obra de ambos se materializó con el pasar de sus años de casados y con la llegada del séptimo hijo comenzó a escribirse también la historia de las escuelas Fe y Alegría.

La sala como escuela

“Dios mío, ¿por qué has hecho esto conmigo?, ¿por qué tantas cosas? Es demasiado lo que nos has dado. ¿Qué he hecho yo, que puse la primera piedra en Fe y Alegría? ¡Cuántos han puesto su piedrita también como yo!“, reflexionó Abraham, sobre la gratitud en su sentir abundante durante su vida.

La historia de las escuelas Fe y Alegría, contada en el sitio web de la institución, rememora un día donde Abraham y Patricia escuchaban la homilía del sacerdote jesuita José María Vélaz, quien comentaba que era necesario la educación para los niños que ese día hacían su primera comunión.

“Si usted quiere hacer una escuela, ponga las maestras que yo le regalo este local”, fue el ofrecimiento de la familia Reyes García al padre Vélaz, quien desde entonces aceptó la ofrenda convirtiendo aquella sala familiar en la primera escuela de Fe y Alegría, un 5 de marzo de 1955, donde incluso, Patricia aprendió a leer, así como a escribir y a su vez enseñó a otros niños.

Por su parte, Abraham se hizo diácono para servir a parroquias en Catia y Ojo de Agua de la ciudad capital, formando parte del primer grupo selecto de diáconos casados en el país para la época.

Previo al regalo, al matrimonio Reyes García, les tomó más de siete años de su vida, construir aquella morada donde crecía la gran familia que juntos formaban. La institución cuenta que cuando la pareja lograba reunir cien bolívares compraban materiales como cemento, cabillas y los bloques para edificar su hogar.

Pasados los años, y teniendo esa casa como única riqueza material producto del esfuerzo de Abraham que laboraba como albañil de día y trabajador del aseo por la noche, Patricia apoyó a su esposo en su deseo de facilitar el acceso a la educación de los niños de la parroquia 23 de Enero, donde se encuentra actualmente la sede de lo que hoy es el Colegio Abraham Reyes.

Las escuelas de Fe y Alegría se definen desde entonces como un movimiento de educación popular y promoción social que, según datos públicos en la web, precisan su ubicación en 22 países de América Latina, África y Europa.

En Venezuela, son 176 escuelas, 5 institutos universitarios, 23 emisoras de radio conectadas en red, 75 centros de capacitación laboral y un centro de formación, investigación y producción, refiere su plataforma.

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