Acorralado por la presión de calle de la Oposición, el Gobierno hábilmente solicita se realice una mesa de diálogo a la cual accede la Oposición asistir requiriendo la presencia del Vaticano quien acepta participar en condición de facilitador o acompañanante y no como mediador, lo que significa que “las partes”  son las que dialogan y establecen los acuerdos.

Ante esta situación la MUD frena abruptamente el ímpetu ciudadano que exigía el cumplimiento de las normas constitucionales y legales para la celebración del RR y la elección de gobernadores en el año 2016. La aparente inmadurez política o quizás ingenuidad de los representantes de la MUD castró el sentimiento popular creyendo en el cumplimiento de sus peticiones por parte del Gobierno y ante el rechazo popular de su decisión se esconde detrás de la sotana del Vaticano al percatarse de su error e intenta colocar al facilitador como escudo protector, cuando ese no es su rol.

El Vaticano, visualizó la división y los conflictos internos de la Oposición que le restaban fuerza frente al Gobierno en el diálogo y optó por demandar al Gobierno el cumplimiento de los acuerdos, quien válido de la debilidad de la MUD y el enfriamiento de la calle se burló de lo acordado y continuó arremetiendo contra los venezolanos valiéndose inconstitucionalmente de la aplicación de normas por parte del TSJ.

Dada esta circunstancia el facilitador del Vaticano, Pietro Parolin, envía una carta de rechazo a la actitud del Gobierno y manifiesta su preocupación por el pueblo venezolano, pero solo le faltó decir que lamentaba el grado de división y descomposición de la MUD, organismo indispensable de unidad pero golpeado en sus entrañas por diferencias personales entre sus líderes quienes se han alejado del sentimiento popular.

El Vaticano cumplió, al punto, que respetables miembros de la Compañía de Jesús (los Jesuitas), el Padre Ugalde S.J. y el Padre Arturo Sosa SJ. (El Papa Negro) refuerzan su posición instando abiertamente al Gobierno a solucionar los problemas sociales de Venezuela.

La MUD y muchos de sus líderes no han estado a la altura de las circunstancias y está obligada como consecuencia de su existencia positiva y unitaria a rectificar cohesionándose como un grupo sólido y  firme desprendiéndose de actitudes sectarias y grupalistas que no estén en concordancia con el interés colectivo.

Por una Venezuela libre y de los venezolanos… ¡manos a la obra!

 




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