Según cifras oficiales de la Organización de Naciones Unidas (ONU), más de 3,4 millones de venezolanos han abandonado su país a raíz de distintas causas, la mayoría de ellas relacionadas a temas económicos. La migración puede implicar desintegración familiar, cambio de ocupación, adaptación a nuevas costumbres, separaciones, entre otros, lo que puede traer repercusiones en la salud emocional de los implicados.
Los pacientes que acuden a consultas psicológicas por temas relacionados a la emigración suelen expresar sentimientos como la incertidumbre, tristeza, duelo y pérdida por separaciones de familia, amigos, trabajo o hábitos y aseguró que “emigrar es un reto emocional”, indicó Mariela Rasquin, psicólogo clínico egresada de la Universidad Bicentenaria de Aragua.
Rasquin comentó que puede surgir angustia en la persona que sale del país debido a que es difícil separarse de todo y a la vez tener que integrar las experiencias nuevas que se están viviendo e incluirse en una sociedad distinta, esto lleva tiempo. Además, mencionó que si las personas logran este proceso de integración de la experiencia nueva y procesan las emociones, obtendrán consecuencias positivas como crecimiento personal y aumento de su capacidad de resiliencia.
Por otro lado, la psicóloga aseguró que también es posible que las emociones sobrepasen al emigrante, y se empiecen a mostrar otros síntomas importantes como trastorno depresivo o de ansiedad. “Todo depende de la vulnerabilidad del sujeto que está emigrando” añadió.
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