Apreciados amigos de siempre. Les saludo de nuevo, luego de silenciarme un tiempo por fallas técnicas en los envíos electrónicos de mis artículos. Ya pueden leerme de nuevo. ¡Los problemas están superados! En este domingo se me ocurre presentarles algunas ligerezas, curiosidades, y “extrañezas” lectoras que nos permitan ponernos, nuevamente, a tono. ¡La invito a leer estas cosillas livianas, algunas raras, que les he recopilado! Son recortes, de todo un poco, pero de interés general! ¡Una manera de reentrar en “calor”, nuevamente!

Me inicie en las lecturas dominicales de El Carabobeño, en los primeritos años de la primera década de este siglo XXI, mi objetivo dominante ha sido siempre el encuentro ilustrativo y emotivo con los lectores. Una y muchas veces, les he expresado, con fervor, la idea de que somos “seres vinculares”. Esto es de singular importancia: ¡El vínculo es clave funcional y emocional de la comunicación social! Es ese vínculo comunicacional, en verdad, lo que nos hace realmente humanos. Es lo que nos aparta del aislamiento, del ensimismamiento; y llegado al extremo, en muchos casos, a la enfermedad mental.

Por otra parte, tengamos en cuenta que nuestro organismo físico y psíquico opera a la manera proactiva de como lo hacen las eficientes, y no olvidadas, vitaminas caseras, al operar en contra de muchas inestabilidades físicas y de nuestra conducta: como las emociones mentales dañinas, para señalar un ejemplo. Una siempre prometedora “vitamina casera”, es tener buenos amigos y amigas (¡aunque se dice que no demasiados!). Un ingrediente básico de esa “medicina” ha sido siempre, sin saberlo, el vínculo. Sin ese componente esta medicina falla o se debilita.

Con respecto a los buenos amigos, se ha señalado que en ellos (y ellas) opera, además, un efecto multiplicador, sanador, alentador, previsor, y es por eso, como se afirma en algunos “decires” callejeros, que “los amigos de mis amigos son mis amigos”. ¡Confirmado por la mayoría!

Aunque sea con un solo amigo, tener ese único es buena manera de comenzar. ¡Escuchar cómo habla y cambia la gente, para sentirse acompañada, es una manera de comprender la soledad enfermiza, cuando carecemos de escasos amigos nutricios! ¡Pero no pidamos auxilios amistosos a quienes buscan claridad para sus propios dolidos problemas, recargados de irrealidades y angustias! ¡Sólo el desaparecido y confuso puede buscar a dónde ir, sin perderse, porque ya está perdido!

Procuremos trabajar siempre en equipo, en pareja o con un amigo (a), porque esto es como si fuese un tónico estimulante moderado para mantener elevada la autoestima: Los efectos y afectos benefactores, y de seguridad, se sienten con facilidad, y nos ayudan a respirar mejor, al sentir la oxigenación casi instantánea en la totalidad orgánica…

¡Recuerden que la realidad supera a la fantasía, por más disfraces que haya en esa fantasía! La realidad tiene la ventaja de ser palpable y estar ante nosotros; podemos tocarla, sentirla, manipularla, y es lo único que realmente tenemos garantizado; inclusive como garantía para nosotros mismos y para comenzar bien un buen día. Alejémonos de los súper poderosos humanos que nos rodeen, llenándonos de glamorosa habladuría, que sólo nos dejan huellas inútiles, cargas de miedos, esperanzas pegajosas, quebradizas adicciones y, muchos vicios menores, pero grandes.

Nada de esos residuos engañosos serán buenas garantías de futuro, y menos aún de presente.

¡No dejemos de recordar, ni de recordárselo a los hijos, que el mayor y gran poder está dentro de nosotros: en somos nosotros! “En todo esto, el hoy, el ahora, es una dimensión de tiempo muy importante y beneficiosa, porque hoy será el mañana del ayer”. Y esto no es un trabalenguas; es que según como vivamos el presente, es probable que hayamos amanecido el ayer.

“Hoy es el mañana del ayer”, es una afirmación tan ambigua, como confusa y difusa. Es posible que transmita algo, inclusive verdadero, serio y hasta respetable. Todavía hoy estoy tratando de entender si lo que yo entendí es lo que quiso decime quien me lo dijo, sin querer. ¿Por qué no cambiar esos enredos del habla? ¿Cuál es la intención oculta (si la hay) de que haya gente que no puede dejar de hablar, y hablar, de esa manera? ¿Quién lo sabe?

¡Todo cambia, y por eso se transforma! Eso lo descubrió el filósofo heleno que de tanto pensar y pensar, llegó un día a entender que “él nunca se bañaba dos veces en el mismo río”. Y hasta ahora se ha aceptado que, en verdad, como que ese filósofo nunca, ni en segundos, podía haberse bañado dos o más veces, en el mismo rio. ¡Gran descubrimiento el de este filosofo! Igual ocurre con una gran cantidad de otras cosas, después que las hayamos utilizado.

Los seres humanos somos complejos. No hay mala intención en todo lo que hacemos, pero las confusiones e interpretaciones siempre están de más. ¿Es cuestión de las posturas analíticas? Muchos se marchan y otro tanto regresan; pero, también se dice que “el que se va no regresa, aunque creamos que vuelva “arrepentido”.

¿Y todo esto es sencillamente complejo? Lo que más importa, hoy domingo, es que con el tiempo que utilizaron para leer estas conclusiones hayan aprendido y quedado motivados, y lo que sí es seguro es que en algunas cosas hayan cambiado. ¿Y más sabios? ¡Dejémoslo así!

Les deseo un gran día, en medio de un sólido abrazo …

Hernani Zambrano Giménez

hernaniz@yahoo.com




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