Oyerlin tenía seis años detenida por presunto infanticidio en Valles del Tuy. Veía lejos el día de su libertad, pero aún así, luchaba por su vida, por tratar de sobrevivir a la tuberculosis en una celda del anexo femenino en el Centro Penitenciario de Carabobo, en Tocuyito.
Este 21 de abril murió sin que, supuestamente, las autoridades hicieran caso a sus constantes quejas por el padecimiento de esa enfermedad, que es la principal causa de muerte en los recintos carcelarios del país, según el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
Desde hace varias semanas, Oyerlin Lilibeth Velasquea, de 27 años de edad, se sentía mal de salud. Supuestamente la llevaron a un centro asistencial donde, al parecer, los médicos dijeron que no tenía nada y la regresaron al penal. Seguía con las quejas.
La joven, además, tenía desnutrición. Quienes la conocían y veían sus fotos actuales pensaban, incluso, que se trataba de otra persona. Había perdido mucho peso. Una fuente aseguró que -supuestamente- la comida que llega al penal para las privadas de libertad es sacada del recinto sin que llegue a su destino.
El 20 de abril, Oyerlin estaba mal. Sus compañeras pidieron que la sacaran para el hospital, pero nadie las escuchó. Después de varias horas de agonía, al día siguiente en la mañana la joven falleció. Su cadáver permaneció al menos un par de horas en una camilla en una insalubre sala de enfermería del anexo.
El fallecimiento de la privada de libertad generó molestias en el resto de la población penitenciaria, que se amotinó como medida de protesta ante la muerte de su compañera. Exigían asistencia médica para quienes sufren del «mal de las cárceles venezolanas» o alguna otra enfermedad.