“Nunca sabremos por qué irritamos a algunas gentes; qué es lo que nos hace simpáticos, o nos hace ridículos. Nuestra imagen tal vez es nuestro mayor misterio”. Milan Kundera (Checo).

Estas palabras anteriores núcleo de verdades, sabiduría y trascendencias, proceden del cerebro de un notable escritor, Milan Kundera, nacido en la republica Checa (1929). En tres líneas, Kundera expone sobre el poder de la gente, sobre la empatía que supera en fuerza y eficiencia a la simpatía, y en concreto, por el mensaje que nos comunica la figura humana.

Nuestras culturas tan variadas, ¿quién iba a creerlo?, pudieron inventar el método del “ensayo y error”. Famoso desde muy temprano, lo utilizaron para proyectarse a alcanzar logros. ¡Qué buen método de verificación fue siempre el que se escribió bajo la secuencia de crear, ensayar y errar!

¡Errar y equivocarse o viceversa, nunca fueron malas palabras en ningún idioma, desde que esas dicciones fueron inventadas y dadas a conocer, para que cualquiera las usase. Probar, tomarse su tiempo, revisar, mirar resultados; desde entonces así quedó inventado por siempre el método básico, quizás, de todas las ciencias. El método de “ensayo y error”!
Probar, comprobar, disfrutar, sufrir; activar la crítica a veces doliente, de los miedos que siempre atacan, que insisten y presionan por saber cómo marchan las cosas. En otras palabras, averiguar metódicamente mediante el organizado método de “ensayo y error”: crear, probar, errar.

¡Fracasar y dejar huellas enseña el valor inmenso de la reiteración! No está fracasado quien pregunta cómo y por qué fracasó. Y tampoco lo está porque busque inquieto, qué debería hacer de nuevo, o qué probar, para continuar con los retos sucesivos del progreso. Estamos seguros ahora, ante el “ensayo y error”, y las respuestas engañosas. Porque, si fallamos, nos preguntamos: ¿qué es lo que no debemos repetir?

Ante el método de “ensayo y error”, se mueven las emociones humanas, para intentar, comprobar y al final juzgar: ¡Entre los éxitos aplaudidos, al que los oportunistas quieren sumirse; entre fracasos que nadie afronta, y ni quieren asumir! ¡Porque no aprendemos si somos perfectos en lo que hagamos; porque tenemos que equivocarnos! ¡Ante un fracaso es obvio que debe haber revisión, y luego vendrá el beneficio!

Todo error es el mecanismo mediante el cual conseguimos evolucionar como individuos y crecer como personas. Nadie nace sabiéndolo todo de la vida y el mundo. Cometemos errores por no saber valorar ni apreciar nuestras relaciones personales, y un gran error es creer que hay sólo una manera correcta de escuchar, de hablar, de sostener una conversación, o de tener una relación.

Lo comentó el gran Mahatma Gandhi. “La libertad no vale la pena, si no conlleva la libertad de errar”. Por esto mismo, Intentar evitar los errores es el error más grande de todos. Sobre todo, cuando el error es evidente y ya tenemos aclarado cómo y por qué existe la falla que descubrimos.

Burrhus F. Skinner (USA), uno de los creadores del concepto de “ensayo y error” consideró que “un fracaso no siempre es un error. Puede que sea lo mejor que se puede hacer en una circunstancia”. El verdadero error, dijo Skinner, es quedarse viendo, es dejar de intentarlo de nuevo. Si no estamos dispuestos a cometer errores, y deseamos lograr siempre, nunca podremos hacer realidad nuestros proyectos y sueños.

Hernani Zambrano Giménez
hernaniyo@outlook.com




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