El problema, es que hay nuevas situaciones abordadas con viejas lógicas arcaicas. Seguimos entrampados en las lógicas agrícolas e industriales y no en las comunicacionales. Y no nos preocupamos por la coherencia entre el marco y las decisiones. www.carpediem.com

El tema de la Organización Comunicante (OC) nació unos años atrás. Existen algunos conceptos, pero no debieran existir grandes diferencias entre lo conceptual y lo práctico. En tal sentido, se menciona firmemente al matemático y humanista inglés Bertrand Russell quien entendía al hombre práctico, como aquél que no tiene ni la menor idea qué hacer en la práctica.

Lo importante es conocer no sólo por qué se hace lo que se hace en la práctica, sin limitarse al saber cómo. Se tiene que enfatizar el «knowwhy» (saber porqué) por encima del «knowhow» (saber cómo).

El concepto de OC es una propuesta de una nueva perspectiva ética para el entendimiento de las organizaciones. La ética es absolutamente práctica, es el marco desde el cual se conciben y adoptan las decisiones, una perspectiva que oriente sobre el lugar desde donde se ejecutan las mismas, y deben ser acordes con la realidad.

La evolución de las organizaciones es un intento constante de mejorar, adoptar y ajustar la estrategia y estructura de manera creciente o radical para acomodar los cambios que ocurren en el mundo globalizado.

Las organizaciones están pasando por una transformación fundamental en todo el planeta Tierra hasta haber llegado a la era digital.

La Organización Digita (OD)l es toda aquélla que ha logrado digitalizar todos sus procesos, servicios y toda su gestión organizacional. Es decir, una empresa “paperless” (sin papeles). Hoy en día, las empresas han tenido que migrar rápidamente a lo digital para seguir operando en una situación sin precedentes.

La denominada Era Digital (ED) se refiere a la época actual que ofrece un espacio virtual conocido como Internet. Este espacio se caracteriza por la velocidad de las comunicaciones que ha transformando el entorno social en el cual se vive actualmente, hasta nuestra forma de interactuar.

Cada vez que se envía un e-mail, se chatea, se habla por teléfono, se navega por Internet o se ve una serie en “streaming”, detrás está una innovación de Claude Shannon. Sin embargo, tras haber sentado las bases de la digitalización y de todos los sistemas de comunicación actuales, desapareció del primer plano científico. Y sólo en los últimos años se han reconocido sus verdaderos méritos como creador de la Teoría de la Información. Además, este carismático matemático, ingeniero, inventor y malabarista desplegó su desbordante creatividad en campos tan dispares como el diseño de circuitos digitales, la genética, el criptoanálisis y la inteligencia artificial.

La comunicación en las organizaciones en el contexto de la complejidad de la sociedad contemporánea, destaca el poder de las innovaciones tecnológicas de la información y sus impactos sobre las organizaciones. Presenta reflexiones sobre la evolución de la comunicación organizacional desde los llamados flujos informativos a los procesos interactivos y estratégicos presentes hoy en el que hacer comunicacional del mundo corporativo.

Analiza la comunidad virtual como un público estratégico relevante y llama la atención sobre la necesidad que tiene la comunicación digital de las organizaciones de asumir como parámetro la filosofía de la comunicación integrada a través de una adecuada planificación.

La complejidad es un tejido que representa al mundo fenoménico, en una conjunción de componentes indisociables, inseparables y heterogéneos constituidos por todos los eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones y azares de la realidad actual.

La ciencia, mediante sus métodos analíticos y reduccionistas, en forma dialéctica, mas no dialógica, ha ofrecido respuestas a los acontecimientos, conformando un cuerpo de conocimiento especializado que durante los siglos ha explicado el orden físico del universo. Sin embargo, la misma ciencia con sus métodos, ha determinado, a través de la biología, la física y los principios de termodinámica, que detrás de ese orden y equilibrio divulgado durante siglos se encuentra el caos, el desorden y la incertidumbre, estableciendo, contradictoriamente las condiciones necesarias del orden universal.

De forma análoga, se está en la era digital, la era de una información que, reducida a bits, se desplaza a la velocidad de la luz a través de redes electrónicas que interconectan tecnologías, personas, organizaciones y sociedades y que conforman la “infraestructura clave del siglo XXI”, especialmente para el desarrollo de una nueva economía de la información y de un conocimiento que se eleva como valor agregado, sobre el capital, la tierra y el trabajo, tradicionales factores de producción, y en cuyas fronteras digitales también es posible encontrar temeridad, confusión, incertidumbre, calamidad y peligro.

Las organizaciones y los componentes de cada una de ellas, interconectados a través de una red, se encuentran inmersas en la complejidad de una realidad universal en la que el conocimiento adquiere una nueva dimensión, tanto en origen como en importancia, y una realidad digital donde la empresa debe considerar al flujo de información como su savia vital, tan importante que es capaz de crear vacíos de poder, surgiendo organizaciones dedicadas exclusivamente a su comercio y/o intercambio por servicios.

En la era digital, la energía está representada por una información que fluye a grandes velocidades, desde todas partes, sin límites ni fronteras físicas ni horarias, con una economía de compresión -gracias a la digitalización- que se traduce en reducción de costos. Las organizaciones del mundo electrónico, requieren de su flujo constante para no degradarse y, por lo tanto, no pueden ser consideradas como sistemas cerrados sino abiertos en su concepción vital, ya que la información, proviene del entorno y a ese mismo entorno se revierte.

Las interacciones originadas por la red electrónica, han hecho de las corporaciones los componentes de un sistema social y económico en constante actividad que representa, más allá del antagonismo interno que introduce la contradicción en las organizaciones.

El sistema social y económico es más que la simple suma de organizaciones; sin embargo, cada organización presenta características diferentes que se totalizan para la concepción de un sistema que -en su misma generalización- no es del todo representativo de sus componentes; por lo tanto, el sistema es -a su vez- menos que la suma de sus componentes: la realidad social y económica es más y a la vez menos que la suma de sus organizaciones.

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Chichí Páez
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