¿Cómo resolver un cuestionamiento gerencial? Analizando, como se prueba la hipótesis de un teorema: una proposición que – hacer evidente su verdad y poder llegar a la conclusión-
necesita de una demostración argumentativa formal. É. Arenas P.

Un cuestionamiento se despeja argumentando la respuesta; p.ej: «República» (del latín respublĭca: ‘cosa pública’, y ésta deviene de populus: ‘pueblo’) es el modelo de gobierno de un país donde: 1- los poderes públicos están separados y son independientes; 2- impera la ley y el respeto por los derechos individuales; y 3- el jefe de estado es electo soberanamente para un lapso finito.

No como en Venezuela donde hay poderes públicos genuflexos ante el status quo gobernante; sólo la Asamblea Nacional no lo está (es el único vestigio de «república»), aunque tiene individualidades que sí lo están.

En la Constitución Nacional aprobada en 1999 («CN99») hay disimilitudes en sus enunciados que no dejaron asentada la separación de los poderes públicos (elemento básico de lo que es una «república»): en los artículos 164, 203, 293 y 349 se menciona «los poderes públicos» (plural), mientras que en otros (5, 7, 18 y más) se lee «el poder público» (singular) refiriéndose que éste tiene «ramas»; es decir: derivan de un tronco que les vincula, lo cual no es lo que caracteriza una «república».

«País» es un área geográfica determinada por unos límites fronterizos, siendo una entidad políticamente independiente, que tiene su propio gobierno, administración, leyes, fuerzas y población.

Se oye que Venezuela es un país donde hay un «estado fallido»: no desempeña sus funciones habituales con normalidad (seguridad de sus ciudadanos, acceso a las necesidades materiales más básicas: sanidad, educación, etc.), siendo refugio del crimen organizado y del terrorismo por el caos que reina (no hay forma de autocontrol y hasta se impone una ley supraconstitucional: «antibloqueo», vox populi), y es -a la vez- un riesgo para la comunidad internacional cuyos organismos señalan la vejación de los derechos humanos y citan crímenes de lessa humanidad.

Entonces, ¡no hay «república», sino un status quo cuestionado!

Ahora, se analiza lo de llamar «bolivariana» a Venezuela, pues en el Artículo 1 de la CN99 se lee «La República Bolivariana de Venezuela es… y fundamenta… en la doctrina de Simón Bolívar, …»; es decir: en el «bolivarianismo» (denominación dada a los postulados doctrinarios panamericanistas, antiimperialistas y nacional-patrióticos escritos por El Libertador -p.ej.: en la Carta de Jamaica, el Discurso de Angostura, el Manifiesto de Cartagena- que buscan la máxima suma de felicidad en las personas), que es seguido por varias corrientes políticas desde el siglo XIX con énfasis y modelos muy disímiles entre sí y cuyo único punto común es alguna forma de patriotismo hispanoamericano.

Hay autores que consideran que el bolivarianismo se desarrolló -ante todo- por 1- una gran ignorancia de la historia, y 2- la vinculación con la «religión política fascista» bajo la dominación de un hombre que se pretende el profeta del dios único del sistema axiomático del conjunto gobernante: el movimiento fascista italiano usó la figura de Bolívar.

Al final del siglo XX e inicio del XXI, Chávez, Correa, Morales, los Castro, Ortega, y Piedad Córdoba, el Polo Democrático Alternativo, y grupos guerrilleros: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), inspiraron sus proyectos políticos en interpretaciones socialistas de los ideales de Bolívar, y luego los mutaron al socialismo del siglo XXI (chavismo: ideología mezcolanza de bolivarianismo y socialismo basado en los principios revolucionarios de Rousseau y Marx) que cuajó en Venezuela en 1999 y es promovido en todo el continente, proponiendo la integración energética, económica y política de Latinoamérica.

Cabe destacar que el pueblo venezolano no es filial del fascismo, de guerrillas asesinas, de narcotraficantes, ni otros factores más.

La propaganda de la ideología de Chávez se basó en la libertad, la igualdad y la justicia, pero el status quo regente actual no actúa en concordancia con lo que declara: es un modelo de gobierno que maneja a su conveniencia.

Por lo argumentado acá, la denominación constitucional del país actual debería ser la mencionada en el Preámbulo de la CN99 («El pueblo de Venezuela, …»), y en el Artículo 2 de tal carta magna («Venezuela se constituye…»), pues la palabra «república» (escrita en su Artículo 1) no le es aplicable porque no existe una «república», según lo que muestra la realidad: los poderes públicos están en comparsa (excepto el parlamento nacional); como tampoco le es atribuíble lo de «bolivariana» porque la mayoría (96%) está en pobreza (80% en pobreza extrema) y un 33% de la población (73% de menores de 5 años) está en desnutrición, condiciones que no permiten alcanzar la máxima suma de felicidad a las personas (uno de los dos pies del bolivarianismo).

Entonces, como en lo jurídico no debe haber incoherencia en sí mismo ni con el estado de la verdad, a este país sólo debe denominársele: ¡»Venezuela»!

LQQD (lo que se quería demostrar): Quod erat demonstrandum.

La estocada. En una tarde soleada, en la plaza taurina tod@s saben de la lidia, pero ningun@ del público sabe cómo terminará.

La res sacrificable y el torero se enfrentan en el ruedo limitado por burladero y callejón; barrera, contra barrera, palcos, tendidos y tribunas a reventar, y debajo: toriles, el encierro, ambulancia y enfermería/pabellón quirúrgico (inaugurado por Dr J.V. Arenas A; QEPD), médicos y enfermeras ahí. El escenario: Monumental.

Peinetas, mantillas, cuadrilla, mozos, corceles, lanzas, capote, pases, banderillas, sangre, música, vino, oles, muleta, y… la espada… ingresa, hiere: no mata. El estoque, en manos del alguacil, entra… la estocada final y… un estirón de patas: el sacrificio, todo terminó.

Muchas veces, se dijo y se escribió: «2021» y «el proceso». Esa dupla se oyó y leyó repetidamente: ¿una predicción encriptada, como las de Nostradamus?

No se tuvo la clave para interpretar el código y comprender el mensaje perverso escondido en tal díada.

El tiempo descifró el acertijo del barinés: un plan detallado con fases tácticas, metas y fecha de finalización (un fenómeno en pleno desarrollo): que la «república» muera en «2021» -el fin de un ciclo y el inicio de otro; un cambio importante del paradigma sociopolítico- luego de un «proceso» lento (que él no pudo culminar y otro -un «conductor de colectivos»- vino a terminar):

a- en 1999, entraron las banderillas y la espada; la «república» fue herida, sangró, se debilitó, no murió; las disimilitudes (singulares y plurales de los artículos en la CN99) lo hicieron así;

b- hoy, 6 de diciembre 2020, con la pantomima para renovar l@s diputad@s, se está haciendo el estoqueo a la «república»; y

c- el 5 de enero de 2021 será el estirón: se instalará una asamblea nacional adherida y genuflexa al poder omnímodo (psuvistas y falsos opositores ocuparán las curules del Palacio Legislativo Nacional; no importan sus nombres: se amalgamarán titiriter@s y títeres politiqueros): la «república» será fulminada, sacrificada; finalizará esa faena; se oirán vítores.

Alea jacta est (la suerte está echada): la hegemonía del ejercicio de poder por un status quo absolutista.

Ante tal panorama, un desafío inusual y descomunal, hacer lo necesario no es una quimera; ¿permitiremos otras fases y metas? o… ¿reinará la «sumisión inducida» de la voluntad? (otra meta del proceso 2021).

Chichí Páez
gerenciaenaccionve@gmail.com
@genaccion




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