Un disparo en el brazo derecho que le interesó luego en el costado le causó la muerte a Lendy José Guanipa Millán, margariteño, de 27 años, que vivía en situación de calle en el puente 5 de Julio, de Petare, con su esposa y dos amigos.

El hecho se registró a las nueve de la noche del viernes 23, mientras había disturbios y saqueos en la zona; contaron su madre Eunoris María Millán y su esposa Adriana Tenia.

Guanipa y su pareja son de San Juan Bautista, municipio Antonio Díaz, del estado Nueva Esparta y vinieron a Caracas hace tres años en busca de calidad de vida, pero terminaron viviendo “bajo un puente y comiendo de la basura”.

Adriana contó que en medio de la protesta estaban saqueando un camión en la autopista. Pasaron unas unidades de la Guardia Nacional Bolivariana, hubo detonaciones, Lendy y dos amigos salieron corriendo, la esposa se quedó atrás, y observó cuando dispararon desde un carro corsa.

Yo me fui corriendo hacia un cerrito y cuando encontré a Lendy estaba cerca del terminal de Petare, metido en una cuneta, relató la señora.

Ellos pensaron que el disparo solamente le había afectado en el brazo y por eso lo llevaron a pie, corriendo, hasta el hospital Pérez de León II. No lo atendieron por falta de insumos, siendo referido al Domingo Luciani.

El sábado hicieron vanos intentos por localizarlo en el centro asistencial, dicen que recorrieron todos los pisos y no lo encontraron. El domingo le dijeron a su madre que había muerto y lo encontró en la morgue de Bello Monte.

Allí comenzó la tragedia para costear el traslado y entierro porque toda la familia vive en la calle. Este jueves hacían los trámites para llevarse el cuerpo al estado Nueva Esparta, gracias a la colaboración de la alcaldesa del municipio Díaz, Marisel Velásquez.

Eunoris Millán aprovecha la ocasión para pedirle una vivienda a la primera autoridad de su municipio, porque “me voy para Margarita. Vinimos a buscar mejor vida y conseguimos una peor. Me mataron a mi hijo, me voy”.

Lendy tenía dos hijos, uno de siete años y otro de dos, que quedaban bajo el cuidado de la abuela mientras los padres salían a recolectar objetos para reciclaje, como trozos de metal, cartones, envases plásticos, latas de aluminio, entre otros.

A una hora fija se apostaban frente a locales donde vendían comida a esperar que sacaran las bolsas de basura, y hurgaban en busca de algún alimento en buen estado. El recorrido diario lo hacían desde Sabana Grande hasta Petare.

Los encargados de botar la basura ya están acostumbrados y por misericordia colocan en bolsas separadas los pedazos de comida para que los necesitados la encuentren literalmente limpia, sin estar contaminada con el resto de los desperdicios.

Maduro reflexione, salga de la presidencia que nos tiene pasando hambre y usted muy relajado, exclamó Eunoris Millán, quien aspira tener una vivienda digna antes de morir de mengua.

A Caracas llegaron con dinero prestado, “y todavía estamos esperando la casa que nos ofreció el Gobierno hace 15 años”, dice Millán y luego pide una ayudita para tomarse un cafecito.

 

 

 

 




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