Marielbys Jiménez, directora de escuela de Ingeniería Civil de la Universidad de Carabobo (UC).(Foto Dayrí Blanco)

Dayrí Blanco | @DayriBlanco07

Los problemas con el suministro de agua en Carabobo no son nuevos. “El colapso era inevitable”, aseguró Marielbys Jiménez, directora de escuela de Ingeniería Civil de la Universidad de Carabobo (UC). A ella no le sorprendió lo sucedido en la sala de bombas de la planta Pao La Balsa I la madrugada del 6 de noviembre. “Ya teníamos graves problemas y se sumó uno más”.

La crisis es aguda. El agua que se suministra en la entidad es importada de Cojedes, con sistemas muy antiguos que ameritan mantenimientos constantes que no se hacen. “Y hay muchas tuberías que ya cumplieron su vida útil y hay que sustituirlas. Es un trabajo de años y que debe comenzar ya”.

Para ejecutarlos se necesita de una gran inversión del Gobierno y de entes internacionales. “No es momento buscar culpables ni de evadir responsabilidades. Hay que de diseñar un sistema nuevo y tener uno paralelo.

Los trabajos realizados para la rehabilitación del sistema eléctrico en Pao La Balsa no son sencillos. “Son cables pequeños, sistemas muy complejos y minuciosos”. De acuerdo a la información oficial publicada en las cuentas Twitter de Hidrocentro y el gobernador Rafael Lacava, ya las líneas 1 y 2 fueron reincorporadas. Pero hubo problemas como fugas pronunciadas porque al ser tuberías muy viejas y pasar días sin agua, al inyectarles presión nuevamente se agrietan.

A eso se le sumó el incidente anunciado la noche del miércoles por el mandatario regional respecto al recalentamiento de la bomba de Pao Cachinche, que surte al Sistema Regional del Centro 1 (SRC 1) que surte a la Gran Valencia y que estaba sirviendo a los seis municipios del SRC 2 que dependen de Pao La Balsa en medio de la contingencia.

Jiménez, quien es además integrante de la Comisión de Agua del Colegio de Ingenieros de Carabobo, explicó que luego del incendio del 6 de noviembre inició un programa de racionamiento para poder abastecer de manera intermitente a los más de dos millones de habitantes de Diego Ibarra, San Joaquín, Guacara, Los Guayos, San Diego y Carlos Arvelo. “Lo que hicieron fue una proeza porque, a nivel técnico, lograr cerrar válvulas y abrirlas  otra vez genera problemas en sistemas de presiones, y llegar a estabilizar como lo teníamos antes es de tiempo”.




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