El 6 de diciembre de 1830, el Libertador llegó a la Quinta de San Pedro Alejandrino. El día 10 recibió los Santos Sacramentos de parte de monseñor José María Estévez, Obispo de Santa Marta; dicta su última Proclama y expresa su voluntad testamentaria ante sus albaceas y don José Catalino Noguera, escribano público. El aparte 9no del referido documento indica: “ORDENO QUE LOS PAPELES QUE SE HALLAN EN PODER DEL SEÑOR PAVAGEAU, SE QUEMEN”. Los referidos papeles recopilados por más de diez años, guardados en diez baúles los poseía el señor Juan Bautista Pavageau desde el 28 de septiembre de 1830 por instrucciones de Bolívar a su edecán, el general irlandés Daniel Florencio O´ Leary.

La disposición testamentaria fue desobedecida y rescatados estos papeles para los archivos de la Nación por O´Leary y Juan de Francisco Martín, uno de los albaceas según consta en el artículo 13 del referido documento testamentario. Juan Bautista Pavageau nació en Santo Domingo en 1.788; hijo de padres con alta posición económica, lo cual le facilitó una excelente formación intelectual. Con la caída de Napoleón y la situación en Jamaica, su capacidad económica se le hizo insostenible por cierto tiempo.

Recuperado en sus finanzas, Pavageau sin ser político, conoció al Libertador en Jamaica; hasta le facilitó recursos financieros para apoyar las operaciones militares. En la Nueva Granada conoció a Juan de Francisco Martín, con quien se asocio en actividades mercantiles. En los últimos momentos del Padre de la Patria en Santa Marta, Pavageau puso a la orden su fortuna para apoyar en lo que fuera necesario para la sanación del ilustre enfermo e inclusive para trasladarlo al exterior. Fallecido el 17 de diciembre de 1830, Pavageau cumplió funciones en el consulado francés en Cartagena.

En mayo de 1831 O`Leary y Juan de Francisco Martín, se trasladaron a Jamaica, lugar donde el comerciante Pavageau tenía depositados los diez baúles contentivos de los invalorables papeles, entregados por éste a su persona en Cartagena, con el objeto de ser llevados a París. Una vez en Jamaica Martín y O’Leary procedieron a dividir los papeles en tres partes: los correspondientes a los años 1813 a 1818, fueron enviados al general de brigada Pedro Briceño Méndez, residenciado en Curazao, quien tuvo como misión escribir la historia de la guerra; una segunda parte de los documentos desde 1819 a 1830, fue por O’Leary, la tercera parte la dejó para sí Juan de Francisco Martín, cuyos papeles correspondían a diversos años que iban de 1813 a 1830, en su gran mayoría documentos de carácter oficial y correspondencia particular de algunos funcionarios, estas tres partes lograron reunirse nuevamente, experimentando, un notable incremento con la incorporación de numerosos documentos comprados por el Estado venezolano o recibidos en calidad de donación. La primera parte en ser recuperada fue la que se hallaba en manos del edecán Daniel Florencio O’Leary.

Luego de su muerte, en febrero de 1854, pasaron al cuidado y continuación del acopio por parte de su hijo Simón Bolívar O’Leary Soublette, quien ofreció al general Antonio Guzmán Blanco el 16 de agosto de 1879, el cúmulo de documentos, solicitándole la publicación de las denominadas Memorias del general O’Leary, denominadas así erróneamente, pues como memorias sólo existen los dos tomos de Narraciones y otro que corresponde a un Apéndice, el resto de la colección corresponde a los documentos del Libertador.

Los manuscritos adquiridos por el gobierno nacional en 1883, se publicaron en 32 tomos, a los cuales se les añaden dos volúmenes editados por la Sociedad Bolivariana en 1956, y que corresponden a los índices realizados por Manuel Pérez Vila, para un total de 34 tomos

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