En Caracas, capital de Venezuela, por iniciativa del profesor Ignacio Hernández, la profesora Milagros Figuera y otros músicos desde 1992 de manera ininterrumpida realizan una vez al año «La Fiesta de la bandola» en honor a los maestros de la bandola yabajera Juan Esteban García, emblema musical de San José de Guaribe, estado Guárico, Premio Nacional de Cultura Popular 1999 y cofundador de esta emotiva celebración, e Ignacio Hernández uno de sus fundadores.

En la «Fiesta de la bandola» se dan cita cultores, docentes, investigadores, músicos, compositores, cantantes, artistas del acontecer nacional y público en general, quienes disfrutan de un sano y divertido compartir musical, bailable, de saberes y sabores en homenaje a uno o varios cultores de la región, llevándose también a cabo una muestra representativa de una manifestación o varias expresiones enmarcadas en el calendario de fiestas tradicionales, contando con la amplia participación de las y los asistentes e invitados en general en todos sus aspectos.

Para la realización de la fiesta se realiza una rifa y se recogen colaboraciones. De igual manera, se realiza un sorteo previo donde es escogido el lugar y se designa al comité organizador del año siguiente, quienes desde el mismo momento comienzan a realizar la invitación por radio, prensa escrita, televisión, y redes sociales.

Vale agregar que en cada una de las ediciones, año tras año, se especifica que es necesario que cada uno lleve algo para el mesón de comida y de bebidas. Del mismo modo se exige a los participantes que hay que olvidarse de la amañada expresión: “vine sin nada para ver que hacía falta”. Es decir, hay que llegar a la fiesta con el o los aportes correspondientes de una vez; ya que lo más importante para llevar al encuentro son las ganas de compartir, pero hay que “comer” y “mojar el tarugo” (la garganta) para poder resistir.

A los músicos se les pide: una vez más que por favor lleven su instrumento, bandola, cuatro, flauta, violín, tambora, mandolina, maracas, su buche (voz). Del mismo modo, se les informa a los bailadores que tendrán buen espacio para sus «manifestaciones danzarías».

En «La Fiesta de La Bandola» del mismo modo, se vale declamar o recitar una poesía, alternando con música y baile en turnos preestablecidos. Incluso hay espacio para la exhibición de cuadros, realización de dibujos o pinturas e incluso jugar algún deporte (domino, cartas y bolas criollas y otros deportes). También se venden e intercambia instrumentos musicales, prendas de vestir, suvenires, alimentos, bebidas típicas, dulcería criolla y se exponen trabajos de artesanía y orfebrería para la venta.

Ya para finalizar, al término de la celebración, en palabras de las y los organizadores quienes nuevamente invitan por distintas vías a «portarse quieto que en la casa se les quiere y se les aprecia mucho… ¡Chao!, y nos vemos en la próxima Fiesta, para la cual iniciaremos un proceso preparatorio del que estaremos ofreciendo información oportunamente. La «Fiesta de la bandola» es muestra de heredad cultural, respeto por la diversidad de las expresiones culturales y de creatividad humana.

 




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